El 2 de junio pasado hice en este espacio un análisis del primer informe trimestral de Banxico en el que señalaba lo inédito del mismo, en cuanto a no poder visualizar el futuro de manera clara y no tener, por primera vez, expectativas puntuales de la economía y sus principales variables dados los altísimos grados de incertidumbre externa e interna.
Al revisar el segundo informe trimestral del Banco Central, la palabra que quedó en mi mente fue la de riesgo. Esa palabra o sus derivados se repiten más de 20 veces en el documento. Leyendo las líneas y entre ellas, queda clara la frustración del Instituto Central: han hecho todo lo que en sus atribuciones ha estado para contener los efectos de los múltiples choques que enfrenta la economía, pero el gobierno federal ha sido un observador en este proceso con acciones muy acotadas, dentro del limitado margen que le han permitido a Hacienda. La página 23 del texto es clara: si bien reconocen que el T-MEC elimina uno de los factores de incertidumbre, Banco de México destaca que aún falta tomar acciones que impulsen la productividad, permitan una correcta asignación de los recursos, y que generen un ambiente de confianza para poder recuperar algo de la desplomada inversión, donde la inversión fija bruta tuvo su peor desempeño de los últimos 20 años en abril-mayo. Subraya asimismo dos elementos que se han convertido en el talón de Aquiles en este gobierno: estado de derecho y certidumbre jurídica. Los inversionistas nacionales están cautos —por no decir temerosos— de seguir invirtiendo en nuestro país ante los actos de discrecionalidad que han afectado sus proyectos presentes y futuros.
No debemos olvidar que es la iniciativa privada la generadora de empleos en los países y, por ende, de crecimiento económico y prosperidad. A falta de correcciones de política, los capitales se irán a otros países, el deterioro en México continuará y en vez de mejorar las condiciones de los que menos tienen, empeoraremos las de todos.
[nota_relacionada id=1213470]Como ya lo han alertado la CEPAL, el Coneval y analistas, que calculan el cierre de medio millón de empresas mexicanas y entre 10 y 12 de millones de personas que ingresarán en las filas de la pobreza. Van dos informes de Banxico que levantan alertas. Otra vez, sin poder dar un dato puntual de la expectativa de desplome del PIB para este año dados los riesgos a la alza, la incertidumbre y la altísima volatilidad, tienen tres escenarios: -8.8% o -11.3% o hasta un -12.8%. La realidad es dura, pero segura.
POR VANESSA RUBIO
COLABORADORA
@VRUBIOMARQUEZ
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