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Capacidad militar en la balanza

Este 1 de agosto nos recordó qué capacidad de acción por parte del Estado hay (aún), lo que aparentemente falta es intención política para emplearla.

OPINIÓN

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La función principal de un Estado es ofrecer defensa, protección y justicia a su población y territorio –en ese orden.  Educación, salud, trabajo, turismo, subsidios, cultura, protección del medio ambiente, gestión de la economía, todas son funciones importantes… pero secundarias.  

Cuando el Estado deja de ejercer esas funciones principales pierde legitimidad, y es una amenaza existencial. Por ello, que en el país subsistan y operen fuerzas armadas criminales es una amenaza directa a la seguridad nacional

La posición geográfica de México, particularmente su vecindad con Estados Unidos, determina que es poco probable que se libere del flagelo del narcotráfico en el largo plazo.

Por lo tanto, la estrategia de seguridad debe constantemente reconfigurar y atomizar al crimen organizado para convertir a los cárteles en cartelitos, o mejor aún, bandas de contrabandistas con poca capacidad de ejercer violencia. 

La respuesta del Estado ante videos de organizaciones criminales que presumen su poder de fuego deberá de ser el despliegue de sus propias fuerzas, hasta que se logre presentar estos vehículos y sus integrantes… de preferencia detenidos. Que si estos videos del crimen muestran su inferioridad ante una compañía de infantería o mucho más frente a las fuerzas especiales del ejército, es un análisis irrelevante, estéril y derrotista.  

El hecho es que tienen la capacidad de armarse con equipo de grado militar y ostentarse como una fuerza organizada, capaz de ejecutar operaciones de manera abierta y de alguna manera simétrica a las fuerzas del Estado.  

El Estado –afortunadamente– aún tiene capacidades superiores. El 1 de agosto se festejó el 30 aniversario de la creación oficial de las Fuerzas Especiales de la Sedena, quien estableció formalmente al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) en 1990, con una función específica contra el narcotráfico. 

En un intento por colaborar con ellos, el gobierno de EU apoyó con la donación de 73 helicópteros Bell UH-1H de segunda mano en 1996, una buena intención que resultó un fiasco.  

El paquete de repuestos para la flota de helicópteros –que databan de la época de la guerra de Vietnam– debía durar 2 años, pero se terminó en 9 meses y muy pronto los escuadrones aéreos creados para apoyar a los GAFEs sufrieron serios problemas logísticos. Para 1998 sólo había 31 helicópteros en operación, y en 1999, tras serios desencuentros con la embajada y un accidente mortal, los restantes 72 helicópteros fueron regresados a EU. Moraleja: no dotar a fuerzas de élite con equipo de segunda mano –ni aunque sea regalado.  

La lección es que aun en tiempos de austeridad, no se deben escatimar recursos para los están en la primera (o última) línea de defensa.  [nota_relacionada id=1175299]

A los GAFEs se sumaron los Grupos Anfibios de Fuerzas Especiales (GANFE), que dotados de lanchas permitían a Sedena llevar a cabo operaciones en la costa. En 2004, los GAFEs y GANFEs fueron reorganizados y se creó el Cuerpo de Fuerzas Especiales (CFFEE). En 2013, se reorganizó y redujo el CFFEE en 6 batallones para especializarlo aún más, mientras el antiguo GAFE del Alto Mando se convirtió en las Fuerzas Especiales del Alto Mando (FEAM). Son, sin duda, la crème de la crème

POR ÍÑIGO GUEVARA MOYANO
*CONSULTOR DE LA COMPAÑÍA JANE'SEN WASHINGTON, DC
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