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Morena. Autocrítica o autodestrucción

Toca otra vez a la militancia demostrar la inconformidad con el TEPJF, exigir cuentas a los dirigentes y que se conozca públicamente lo que discuten en lo privado.

OPINIÓN

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La decisión del TEPJF que traslada al INE la responsabilidad de la realización de una encuesta como método para definir la presidencia y secretaría general de Morena es ilegítima, abusiva, desproporcionada y, en un análisis a fondo, hasta ilegal; sin embargo, se debe reflexionar si todo el caos en el CEN de Morena es atribuible al tribunal o en qué medida los liderazgos contribuyeron al estado actual.

¿Y esto por qué es un asunto de todas y de todos? Pues porque no se debe normalizar la intromisión del Tribunal Electoral en la autodeterminación de ningún partido político, como tampoco debe formar parte de la 4T la notoria presión que diversos actores generaron a la sala superior obligándola a emitir resoluciones tan contradictorias.

La encuesta se va a realizar y aunque algunos aspirantes ya estén en campaña es fundamental abrir un espacio a la autocrítica invocada incluso por el propio AMLO en conferencia de prensa, “porque no se pusieron de acuerdo al interior” fue el llamado de atención a la dirigencia actual. Cierto, la sala se extralimitó, pero de verdad toda la ruta a seguir para cumplir legal y políticamente ¿fue ejecutada con el talento, pulcritud y habilidad necesarias para el momento que se atravesaba? La respuesta es no.

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El padrón, hoy desacreditado por la sala superior, no quiso ser validado por la dirigencia y digo no quiso porque en realidad pudo hacerlo, los procedimientos y los tiempos se lo permitían, bastaba la voluntad política que nunca llegó. Los señalamientos de la falta de equidad que generaba la convocatoria a la participación de las militantes al no garantizar su acceso a los encargos ejecutivos, también fueron advertidos por militantes y dirigentes; el resultado fue el mismo: la actitud obtusa y el intento de conducción unipersonal.

El nombramiento de delegados en los estados, cuyo fin es generar la unidad del partido, ha generado todo tipo de reacciones menos la unidad.

Estas actitudes no son privativas de la actual dirigencia, la anterior atravesó por los mismos señalamientos, ante una militancia reivindicada en el discurso, pero desplazada en los hechos. El CEN no ha sido la única arena de batalla y de muestras de excesos para intentar apoderarse de los espacios definitorios en las decisiones del partido más importante del país, basta recordar la sesión del consejo nacional de Morena, donde se eligió a la Comisión Nacional de Encuestas (hoy relevada por el INE) y los señalamientos de “cargadas” por parte de quienes se dicen operadores de la mesa del consejo.

Nuevamente toca a la militancia (tan traída y tan llevada) demostrar la inconformidad con el TEPJF y exigir cuentas a las y los dirigentes, que se conozca públicamente lo que discuten en lo privado y que es un asunto de todas y de todos. Lo que está en juego no es el nombre de alguien, sino el proyecto de Morena.

POR DANIEL SERRANO
*LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX
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