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Ruptura o continuidad

En Morena es muy común la práctica de “dice el señor X que el candidato debe ser el señor Y”, para cualquier tipo de encargo

OPINIÓN

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Durante muchos años, el oficio de lo político tuvo como elementos inherentes a su desempeño la opacidad, el rumor y el engaño. Los cambios que estamos atestiguando en el mundo, y en nuestro país particularmente, son de tal profundidad que se debe reflexionar sobre si estos “atributos” o “virtudes” de políticos, hombres y mujeres de otra generación, deben y pueden sostenerse ante una sociedad más consciente y crítica.

¿Y esto por qué es un asunto de todas y de todos? Pues porque las normas que nos hemos dado para dirimir nuestras diferencias son las elecciones y aunque existe la posibilidad de candidaturas ciudadanas, la realidad es que la abrumadora mayoría de quienes ocupan un espacio de elección popular lo hacen desde la postulación de un partido político. Aunque los partidos tengan constitucionalmente consagrado el derecho a designar a sus aspirantes bajo el método que prefieran, es un derecho de los ciudadanos tener información de quiénes son estos candidatos o candidatas y a qué intereses responden de verdad, más allá de lo que afirmen los propios partidos.

Por ello, es importante que se conozcan los procedimientos de los partidos y que una vez alcanzado el objetivo del encargo, exista quien se responsabilice del desempeño de los gobernantes. Esa es la razón de que sea tan nocivo el uso del rumor y el engaño, porque justamente lo que anula es la posibilidad de otorgar responsabilidad a quienes hayan impuesto alguna decisión. En Morena es más común de lo que se piensa (o se difunde) la práctica de “dice el señor X que el candidato debe ser el señor Y”, lo mismo para encargos de elección popular que para encargos ejecutivos en el partido; sacar de contexto las declaraciones de AMLO se volvió el deporte favorito de personajes como Mario Delgado con su “hay que hacerle caso al Presidente”. Como la posibilidad de constatar la veracidad del dicho es prácticamente nula, hay quienes apuestan a generar una percepción para construir una realidad paralela que justifique incluso la supresión de la vida institucional del partido mismo.

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A pesar de que los procesos electorales son largos en su preparación, de forma operativa suceden en un abrir y cerrar de ojos, más en los partidos donde las decisiones se toman de manera muy anticipada, como el caso de Morena derivado de su proceso de encuestas; es por ello que hoy en 2020 nadie da una explicación de cómo llegaron a las encuestas de 2018 perfiles de panistas o priistas que no formaban parte de aquél pacto de unidad, sino que valiéndose de ese acuerdo algunos vivales aprovecharon para hacer arreglos por encima del propio partido y hoy acusan a los personajes que ellos impusieron de no representar a Morena o a la 4T; pero la militancia de Morena aprendió de aquella tomada de pelo disfrazada de acuerdo nacional y está lista para escribir otra historia.

POR DANIEL SERRANO
*LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX
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