Confirma una brutal contracción anual del PIB del país de 18.9% en este periodo, consistente con una caída en todo 2020 de aproximadamente -10%, que es el consenso del mercado. Será, por ende, el mayor desplome histórico del producto en México (40% mayor que el de -6.29% de 1995). Confirma también lo que hemos insistido de manera reiterada: hoy se tiene una proporción de deuda con respecto del PIB casi 20% mayor de la que se recibió en 2018.
En aquel momento, la deuda del país representaba 44.8% del producto, mientras que ahora es de 55.4%. Adicionalmente, la tendencia decreciente de esta proporción, se cambió por una ascendente desde 2019, sin que hubiera razones de COVID o crisis, si no solo errores de política interna.
Fueron esos errores los que también hicieron que después de más de una década de crecimiento económico sostenido, en vez de crecer el esperado 6% o 4% o 2.5% (expectativa de la SHCP), se haya tenido un crecimiento negativo de -0.3% el año pasado.
[nota_relacionada id=1196910]Asimismo, en este trimestral se reitera que los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSPs) no será el esperado 2.6% del PIB, si no de 5.4% para el año. Y en lo que a balance primario se refiere, nos confirma el informe que después de haberse podido en 2017 y 2018 revertir la tendencia de déficit lográndose los primeros superávit primarios en décadas, el superávit esperado por la autoridad para este año de 0.7%, se convertirá en un déficit de 0.6% del PIB.
Es decir, es absolutamente comprobable el deterioro de la posición fiscal de nuestro país con los últimos datos de Hacienda. Y todo ello, entre muchas cosas, significa lo siguiente: menor crecimiento es igual a menor creación de empleo, pero un choque tan brutal como el de este año aunado a la desaceleración del año pasado, está significando pérdidas masivas de puestos de trabajo y cierres de empresas que la CEPAL calcula en más de 500 mil para todo 2020. También quiere decir que los ingresos presupuestales que esperaba tener el gobierno serán mucho menores, y por ende, además del austericidio al que fueron sometidas distintas entidades gubernamentales (con la consecuente afectación en la propia reactivación económica y del posible regreso a alguna “normalidad”, no habrán recursos para un sin fin de actividades esenciales como la salud, la educación y el apoyo a personas, grupos y empresas vulnerables. El propio Coneval calcula que puedan caer este año 10 millones más de personas en pobreza en nuestro país. Encima de todo lo anterior, la famosa “palomita Nike” que espera el gobierno para la recuperación económica, puede ser más bien una “L” que nos lleve de la estrepitosa caída, a un largo y costoso estancamiento económico. Ya olvidémonos de estar mejor que antes en materia económica. Tan sólo para volver a llegar al punto de partida en el que se encontraba la economía en diciembre de 2018, y recuperar toda la destrucción de valor en términos de crecimiento y desarrollo, nos tomará al menos 4 años más. A ver si a partir de 2024 logramos construir un mejor país que capitalice lo bueno de su pasado, corrija sus múltiples errores (los de antes y los nuevos), y le de la posibilidad real a las nuevas generaciones de un mejor futuro.
POR VANESSA RUBIO
COLABORADORA
@VRUBIOMARQUEZ
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