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Realidades incongruentes

Trump tiene aspiraciones de reelección, y una seria desventaja en las encuestas en contra del candidato demócrata

OPINIÓN

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Esta semana se llevó a cabo la tan anticipada visita oficial del Presidente de México a su homólogo de Estados Unidos, con el pretexto de celebrar la entrada en vigor del nuevo tratado comercial trilateral, en el que, por cierto, el Primer Ministro canadiense declinó la invitación al evento. Dicho encuentro ocurre en un momento coyuntural extraordinario en el que se puede definir una elección presidencial en EU y el futuro económico-comercial de México, ante un decrecimiento de doble dígito estimado para este 2020 causado por la pandemia.

Después de la visita de dos días en las que también participaron los titulares de las secretarías de Economía y Relaciones Exteriores, el consenso entre la opinión pública es que la participación mexicana fue exitosa y que se marca un precedente histórico de la relación entre ambos países e, incluso, se celebró el simbolismo de la arenga del “¡Viva México!” hecho por el tabasqueño en su discurso en el jardín de las rosas de la Casa Blanca.

Sin embargo, lo verdaderamente importante es identificar el propósito y significado de la visita para ambas naciones y las aspiraciones de su clase política y empresarial. Desde la perspectiva estadounidense, encontramos a un Presidente con aspiraciones de reelección a sólo 4 meses, con una seria desventaja en las encuestas electorales en contra del candidato demócrata y un gravísimo problema racial atizado por una crisis sanitaria que no cede y ha dejado un número histórico de ciudadanos en el desempleo, incluyendo a miles de mexicanos en ese país.

Ante este panorama funesto, la urgente necesidad de reivindicación del presidente Trump entre sus bases y población general, se refleja en el ardid de convocar al presidente López Obrador para darle legitimidad en uno de sus proyectos más rancios de política exterior, que es la relación con México, su gobierno y sus ciudadanos. Habrá que esperar cómo evoluciona la campaña electoral del Presidente y ver si esta estrategia le resulta entre sus seguidores, aunque pareciera que los dados ya se han tirado.

Ahora bien, mi lectura sobre la participación del presidente López Obrador en este viaje se bifurca en dos vías. La primera, es una en la que vimos a un Presidente que decidió cambiar su discurso nacionalista en el que toda participación extranjera en la economía mexicana sólo es justificable como un acto de corrupción y hasta de traición a la patria; para convertirse ahora en una oportunidad que tiene la región de aprovechar las herramientas que el neoliberalismo, que tanto repudia, brinda y así ser parte de la zona comercial más importante del planeta.  

Lo segundo, se centra más en ese agradecimiento que le hizo al presidente Trump por respetar cada vez más la soberanía nacional y a los mexicanos que viven en ambos países. ¿Qué pasó con ese Donald Trump al que acusaba de autoritario y xenófobo en una de sus publicaciones? Está pasando por alto toda una serie de vejaciones, una cada vez peor que la otra, en contra de los mexicanos e incluso de los ciudadanos estadounidenses descendientes de mexicanos.

¿Respeto a nuestra soberanía? Sin duda, se dejó claro ese “respeto” al construir un muro fronterizo y amenazar con el incremento arancelario en caso de que no interrumpiéramos el flujo de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos durante la crisis humanitaria. Es claro que vivimos realidades diferentes, lo triste es que se haga a expensas de esos mexicanos que por necesidad tuvieron que salir de México a buscar una vida mejor, lejos de sus familias y cultura. Ellos son a los que se debe escuchar y ponderar siempre.

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POR AZUL ETCHEVERRY

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@AZULETCHEVERRY

amf / eadp