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Si Zapata viviera. Contra el T-MEC estuviera

OPINIÓN

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Hace  una semana anunciamos que Alfonso Romo y Víctor Villalobos, a través de uno que otro personaje con actitud de lacayo pero con curúl en San Lázaro como Eraclio Rodríguez, atentarían contra la soberanía alimentaria y traicionarían el legado del General Emiliano Zapata mediante la reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales. Esta absurda maniobra legislativa basada en la ignorancia de los legisladores involucrados o en las ambiciones económicas de Romo, en síntesis, tiene dos aspectos fundamentales: legaliza la siembra de semillas transgénicas y privatiza los derechos de la propiedad intelectual de las semillas.

Vayamos por partes: Tal como sucedió en 1994, hoy se habla de que la reforma a la Ley es necesaria por la entrada en vigor del T-MEC, sin embargo, desde la aparición del TLCAN en ese año, lejos de la bandera del crecimiento económico, disminución de la pobreza y protección al ambiente que el salinismo intentó hacernos creer, la realidad es que, al menos en el sector agropecuario, jamás se incrementó el ingreso del productor, ni que decir de los pequeños productores e indígenas. Ese tratado cuyo ADN es neoliberal, atrajo consecuencias graves para el campesino mexicano pues esencialmente generó una gran desigualdad a la vez que incrementó los niveles de pobreza y marginación. Incluso en 2017, las organizaciones campesinas del Frente Auténtico del Campo, reclamamos al presidente Donald Trump mediante una misiva que el T-MEC desfavorecía al campesino mexicano y, por lo tanto, el capítulo agropecuario de dicho tratado trilateral debería ser retirado. Resulta que en Canadá y la Unión Americana, los campesinos gozan de extrema protección por parte del Estado mientras que en nuestro país, se desprotege el mercado interno y se desmantela el sistema productivo agrícola, desapareciendo los programas que beneficiaban a los pequeños productores, o sea: allá sí y acá no. Para los verdaderos campesinos, los efectos del T-MEC no sólo son la pérdida de la rentabilidad de los pequeños o medianos productores e indígenas con las inherentes consecuencias, como el rezago, la pobreza o la migración; una de las consecuencias mas fatales es la dependencia alimentaria del extranjero a la que estamos siendo sometidos con las fallidas políticas públicas para el sector.

Ahora bien, se ha insistido que la soberanía alimentaria es pieza clave en el bienestar social, todo mundo coincide en esa afirmación pero únicamente en el discurso oficial de la SADER y en las exposiciones de motivos de los legisladores de MORENA. En realidad, las acciones van en contrasentido. El T-MEC “recargado” incorpora una serie de elementos que afectarán de manera sensible a los campesinos por su comprobada tendencia a beneficiar a las transnacionales como la consolidación de la importación del maíz, que en nuestro país rebasará este año los 18 millones de toneladas aunado a que importaremos más del 50% de alimentos para nuestro consumo. 

Dado lo anterior, resulta entonces que la reforma a la citada LFVV sea por demás aberrante, dicho de manera coloquial “nos tienen con una pata en el pescuezo” pues se dará paso legal a las transnacionales de controlar las semillas, lo que afectará gravemente la economía del pequeño productor, que en nuestro país representa más del 80% a pesar de ser el dueño histórico de sus tierras. Sobre todo porque la reforma, particularmente obligará al Estado a adherirse al UPOV 1991 (Convenio de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales) adivinó usted: la Ley Monsanto de la que ya hemos hablado.  ¿Cómo no calificar de aberrante la reforma cuando nuestra cultura ancestral siempre nos enseñó a recolectar las mejores semillas y plantas? Ahora resulta que, por la actividad milenaria del campesino, estará obligado legalmente a pagar licencias de multiplicación por el uso de semillas genéticamente modificadas a pesar de sembrar en su propia tierra y en su propia nación. Peor aún, indígenas y campesinos tendrán la obligación de pagar regalías a las transnacionales, que por cierto, serán los que impongan las cuotas como sucede ahora con los principales acaparadores. Eso pisotea y denigra cualquier aspiración de soberanía alimentaria aunque la SADER y una pequeña parte del grupo parlamentario de MORENA argumenten lo contrario. Por cierto, se hace necesario resaltar otro aspecto importante y que se ha dejado de lado: la salud. Instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México o la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la OMS, en distintas investigaciones nacionales e internacionales, han demostrado los efectos negativos y nocivos para la salud humana y del medio ambiente por el uso de semillas transgénicas, sin embargo y por la enorme importancia de este rubro, abundaremos en la siguiente entrega. 

López Obrador está siendo engañado, ni en los tiempos de Salinas se atentó de manera tan descarada desde el congreso contra nuestra soberanía. Esta reforma es tan grave como lo fue en su momento el FOBAPROA, la reforma educativa o la reforma energética. AMLO debiera pronunciarse a favor de las conquistas históricas de quiénes reivindican el legado del General Zapata y mostrar su rechazo al capítulo 20.7 del T-MEC para que no se sacrifique ni la seguridad ni la soberanía alimentaria de nuestro país. Menos ahora que se requieren acciones de gobierno firmes y contundentes para reactivar la economía y en las que el campo jugará un papel determinante.

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POR MARCO ANTONIO ORTIZ SALAS
SECRETARIO GENERAL DE LA COALICIÓN DE ORGANIZACIONES DEMOCRÁTICAS, URBANAS Y CAMPESINAS, CODUC A.C.

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