Reinventar el regreso a clases

La realidad terminó por imponerse: no habrá regreso a clases para concluir el ciclo escolar. Llegó el primero de junio y no solamente no existen las condiciones para reabrir las escuelas, sino que el país atraviesa el punto más álgido de la epidemia, con más de 3 mil contagios y 500 muertos por día. La SEP tomó la decisión correcta al promover que las escuelas sólo puedan regresar a clases cuando el semáforo de cada estado esté en verde. Por lo pronto, todos, con excepción de Zacatecas, arrancaron junio en alerta máxima. En estas condiciones, la SEP dio por concluido el ciclo escolar y definió el 10 de agosto para el regreso a clases. Habrá que aprovechar estos meses para hacer los ajustes necesarios para que sea seguro y ordenado.

Voltear a ver lo que ha pasado en países que ya han iniciado este proceso, como Dinamarca, Francia y Nueva Zelanda, nos puede dar una idea de cómo será la nueva normalidad. El cambio más notorio es la adopción de medidas rigurosas de higiene, lo cual requiere una inversión masiva en desinfectantes y productos de limpieza, y un ajuste a los protocolos de comportamiento para normalizar el lavado frecuente de manos y la desinfección de superficies. Una segunda transformación del espacio escolar involucra la necesidad de mantener los dos metros reglamentarios entre pupitres y otras medidas de sana distancia. Esta exigencia abre una ventana de oportunidad para disminuir el número de alumnos por clase, modificación posibilitada también por las tendencias demográficas en nuestro sistema educativo, en el que cada vez habrá menos población en edad de cursar la educación básica.

Las medidas más importantes serán en el frente de la enseñanza. La pandemia obligó a maestros y a alumnos a desarrollar de manera acelerada habilidades digitales para continuar los cursos a distancia. Habrá que aprovechar estas habilidades para expandir el potencial transformador de la escuela. La educación sanitaria cobrará una nueva importancia para inculcar buenas prácticas de higiene, como el estornudo de etiqueta, y evitar presentarse a la escuela o al lugar de trabajo cuando se tienen síntomas de alguna enfermedad potencialmente contagiosa.   

Cuando finalmente llegue el momento de regresar a las aulas, no se puede iniciar el nuevo ciclo como si nada hubiera pasado. Habrá que implementar el programa remedial más grande que se haya visto en el país desde las caravanas de alfabetización. Esto requiere una capacitación intensiva para maestras y maestros, así como programas pedagógicos bien estructurados para recuperar el tiempo de aprendizaje perdido. En la etapa de la reconstrucción postpandemia, uno de los frentes más trascendentes se instalará en las aulas de México.

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POR CYNTHIA LÓPEZ CASTRO
DIPUTADA FEDERAL
,@cynthialopezc1

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