La pandemia por Covid-19 centró la atención de México y el mundo en la protección a la salud como derecho humano de primer orden; pero, a su vez, generó que el principio democrático representativo sufriera una alteración inédita, al impedir a la ciudadanía acudir a las urnas.
En el mundo hemos visto algunos casos que pueden ser orientadores para México. Concretamente me voy a referir al Caso Wisconsin.
Ante el Covid-19, los primeros días de abril, el gobernador emitió una orden ejecutiva con la finalidad de posponer la votación hasta el 9 de junio de 2020, ampliar la recepción de votos por correo postal, así como el periodo de elección a cargos locales.
Políticos republicanos impugnaron la decisión ante la Suprema Corte estatal, que determinó que el gobernador no tenía autoridad para cambiar la fecha de la jornada electoral en medio de la pandemia. El litigio llegó a la Suprema Corte de Estados Unidos, que en una decisión mayoritaria de 5 a 4 revirtió la decisión de la Corte del Distrito occidental de Wisconsin.
Las ministraturas que votaron mayoritariamente, sostuvieron que era inviable admitir la prórroga para que los ayuntamientos recibieran las boletas de voto en ausencia del 7 al 13 de abril, ya que ese criterio era contrario al principio Purcell, conforme al cual los órganos judiciales no deben modificar las normas comiciales en vísperas electorales, preservando con ello la certidumbre de los procesos.
En cambio, la minoría encabezada por la ministra Ruth Bader Ginsburg, estableció que la resolución debía confirmarse y permitir que la ciudadanía ejerciera su derecho al voto en ausencia para evitar un grave riesgo a su salud.
Este caso que sienta un precedente importante en la justicia constitucional comparada, nos permite reflexionar que en México las nuevas circunstancias, en el corto plazo, nos obligarán a buscar ese equilibrio entre el derecho al voto y el de la protección a la salud, de cara a los procesos locales de este año en los estados de Coahuila e Hidalgo, pero fundamentalmente, frente al más grande y complejo de nuestra historia: el concurrente proceso 2020-2021.
Implementar nuevos mecanismos a través del uso de la tecnología será uno de los retos más relevantes para los órganos electorales (administrativos y judiciales) en nuestro futuro inmediato. La realidad nos obliga, y nuestro compromiso institucional nos permitirá avanzar ante la “nueva normalidad” que hoy existe.
Así lo vemos en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; y prueba de ello es que mediante el uso de las tecnologías de la información seguimos resolviendo los casos que se nos presentan, y ahora, recientemente con la implementación del juicio en línea, garantizamos el acceso a la justicia sin poner en riesgo la salud de las personas.
Estoy cierto de que sociedad, partidos e instituciones, saldremos adelante para garantizar el desarrollando y normalidad de los procesos electorales, garantizando la integridad de todo el ciclo electoral. [nota_relacionada id=1066245]
POR FELIPE FUENTES BARRERA
MAGISTRADO PRESIDENTE DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN
@FFUENTESBARRERA
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