Los epidemiólogos han insistido desde el principio de la pandemia que las tres acciones fundamentales para su control deben ser los test masivos, el aislamiento y el rastreo de contactos. Algunos países del mundo (22 naciones en 5 continentes) han optado por el uso de rastreo de contactos a partir de las herramientas tecnológicas como la web o las apps para contener al virus.
La contención de una pandemia a través del uso de la tecnología no es algo nuevo, se implementó por primera vez en 2015, cuando la epidemia de ébola se extendió a algunas regiones de África y la OMS recurrió al monitoreo de casos a través de la plataforma GoData. Dicha plataforma funciona mediante tres acciones principales: la identificación de contactos, lista de contactos y seguimiento de contactos.
Francia y España fueron los pioneros en el uso de GoData para combatir al COVID-19, pero actualmente además de esa plataforma países de todo el mundo están desarrollando nuevas modalidades en el sistema dirigido al rastreo de contactos mediante sus propias apps para teléfonos inteligentes.
Google y Apple llevan tiempo trabajando para desarrollar un sistema que permita a los usuarios recibir notificaciones acerca de posibles exposiciones a personas infectadas. Dicho sistema se implementará vía una Application Programming Interface, que es un conjunto de reglas (código) y especificaciones que las aplicaciones pueden seguir para comunicarse entre ellas, y estará disponible desde el blog de Google tanto en iOS como en Android.
Alemania ha venido utilizando el sistema “Corona-Warn”, que involucra a más de 10 mil personas como rastreadores de contactos y gracias a ello es uno de los países que tiene una de las tasas más bajas de mortalidad en Europa.
El uso estas herramientas tecnológicas se vislumbran como la gran esperanza para dominar al virus, pero pueden ser un arma de doble filo en el manejo de nuestros derechos fundamentales. Al ser un proceso que se desarrolla de persona a persona, la protección de la privacidad e intimidad de los ciudadanos debe garantizarse mediante el debido tratamiento de la información, de acuerdo a los principios de confidencialidad y proporcionalidad para generar confianza en su uso. Su implementación también debe ser compatible a la legislación de los países involucrados en materia de protección de datos personales y derecho a la intimidad.
A pesar de la eficiencia demostrada en la contención del virus en los países que han utilizado este sistema, ¿por qué México no ha optado por el uso de estas herramientas tecnológicas?
Es evidente que el vacío legislativo existente en la protección de nuestros datos personales y el derecho a la intimidad con respecto al uso de este tipo de plataformas, así como el alto índice de pobreza que hace que no toda la población cuente con teléfonos inteligentes, hacen imposible su implementación, siendo hoy día una opción inviable para contener el virus en nuestro país. [nota_relacionada id=1112530]
POR HILDA NUCCI
COLABORADORA
@HILNUCCI
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