Nuevo Modelo de Policía, en busca de la reducción del delito y la violencia

La semana pasada el Secretario de Seguridad Alfonso Durazo presentó en Morelos datos estadísticos que muestran una reducción sostenida en la incidencia delictiva a nivel nacional. De acuerdo a la información presentada se han reducido prácticamente todos los delitos, lo que muestra un panorama alentador, sin embargo, todavía falta mucho por lograr para alcanzar niveles menos alarmantes, para ello, por lo menos en cuanto hace a seguridad ciudadana, la implementación del Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica es uno de los mejores caminos para lograrlo.

El nuevo Modelo Nacional de Seguridad fue aprobado por el Consejo Nacional de Seguridad Pública el 8 de julio del 2019. Busca articular los esfuerzos de la guardia nacional, las policías estatales y municipales, así como los ministerios públicos, para lograr una reducción del delito y la violencia, el fortalecimiento de la investigación criminal y una mejora en la percepción de la seguridad y la confianza en la autoridad.

Básicamente el modelo consta de dos partes; los componentes generales y los específicos.

En la primera parte se encuentran:

Primero, la medición y evaluación con base en resultados, que permita un registro adecuado de la información delictiva para poder evaluar los resultados del modelo.

Segundo, la sostenibilidad financiera para que el modelo pueda ser implementado y sostenido en el largo plazo y financiar equipamiento y profesionalización policial.

Tercero, la policía de calidad y participación ciudadana, que implica revisar una serie de condiciones para el buen desempeño de la corporación; cómo los turnos de trabajo y la carrera policial basada en el desempeño en lugar de la jerarquía.

Y por último la normatividad, que implica la aprobación de reformas al sistema nacional de seguridad pública y la expedición de los protocolos específicos, manuales y guías.

Es importante aclarar que el modelo pone un gran énfasis en la policía municipal ya que ninguna otra corporación conoce los problemas de seguridad que afectan a la mayoría de la población y se considera que no existe otro actor del estado que, como parte de su trabajo cotidiano en las calles, esté más expuesto a las dinámicas delictivas y de violencia cotidiana.

Por eso es imprescindible que las estrategias del modelo emanen de lo local a nivel municipal y se articulen con las policías estatales y guardia nacional de manera subsidiaria, para lograr los componentes específicos, que son los siguientes:

Primero, la policía de proximidad orientada a la solución de problemas, que implica que la policía asuma un rol proactivo mucho más estratégico para contener, prevenir y reducir los problemas de seguridad y de convivencia. Esto implica, por ejemplo; pasar del patrullaje aleatorio al estratégico, proveer atención a víctimas y hacer trabajo con la comunidad.

Segundo: La policía de Investigación y análisis, que implica articular la información que recopila para lograr la detención de los presuntos responsables. [nota_relacionada id= 1102704]

Tercero, la policía de reacción, cuyo trabajo es ofrecer apoyo a las policías de proximidad y de investigación en situaciones que requieran mayor capacidad disuasiva y garantizar el orden público.

Por último, la justicia cívica y trabajo en favor de la comunidad, que básicamente implica la solución institucional del conflicto a través de intervenciones oportunas dirigidas a que los problemas sociales no terminen en delitos.

El modelo de policía está en marcha y de su adecuada implementación dependerá no solo que se reduzcan los índices delictivos y la violencia, sino también que las policías no caigan en excesos y violaciones graves de derechos humanos como el caso de Giovanni López en el municipio de Ixtlahuacan, Jalisco. Los resultados se conocerán más pronto que tarde.

POR ALAN AIZPURU AKEL
Twitter @aizpuruakel
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