Se han preguntado por qué, a pesar de la reducción de la movilidad en la Ciudad de México, prácticamente desde que inició la cuarentena por la epidemia por Covid-19, se ha reportado que la calidad del aire es mala.
Esto demuestra que no es el transporte automotriz o las industrias los que causan la enorme la contaminación.
Contribuye. Sí. Pero la fuente más importante y grave de contaminación atmosférica se la debemos a la Central Termoeléctrica “Francisco Pérez Ríos” de Tula, Hidalgo. Esa misma que genera la energía eléctrica de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Por su gran capacidad y porque opera con combustóleo que produce emisiones con alto contenido de azufre, y que el viento dispersa hacia la capital del país.
A pesar de estar ubicada a 86 kilómetros del centro de la Ciudad de México, se estima que aporta la mayor proporción de contaminantes PM10, PM2.5, Óxidos de Azufre y Óxidos de Nitrógeno.
Esto es lo que respiramos.
Así como nos afecta en la capital, los daños son mucho mayores en las cercanías de la Central Termoeléctrica. Incluso, en julio de 2019, la Semarnat declaró emergencia ambiental en Tula, Hidalgo, ya que la contaminación del aire y el agua ha convertido a ese lugar en una zona “prácticamente inhabitable”.
Por su parte, el gobierno estatal hizo un exhorto, en marzo pasado, al titular del Ejecutivo Federal para que publique la Declaratoria de Emergencia Ambiental y destine recursos para su reconversión.
Ya años atrás se planteó un plan de modernización y rehabilitación por parte de la Comisión Federal de Electricidad que implica su reconversión a gas natural. Sin embargo, hasta la fecha no se conoce el grado de avance. Esa sería una solución.
Pero se ve difícil en esta administración que tiene por prioridad salvar a Pemex contra todos sus pronósticos negativos. Y quemar su combustóleo excedente en las centrales termoeléctricas es la única opción para deshacerse de él.
También se suma el acuerdo reciente de la Secretaría de Energía con el CENACE, que limita la entrada en operación de nuevas centrales eólicas y solares. O que se haya optado para mover al Tren Maya con diésel.
Pareciera que no importa que las partículas PM2.5 ocasionen 14 mil muertes prematuras al año, como han estimado estudios.
Por ello, esta semana senadores de varios partidos hicimos un llamado urgente para la conversión a gas natural de la Central Termoeléctrica de Tula, Hidalgo.
Esto redundaría en la disminución de más del 99% en las emisiones de partículas PM2.5 y de óxidos de azufre, y de 63% en las emisiones de óxidos de nitrógeno y en una reducción de casi 2 millones de toneladas anuales de Gases de Efecto Invernadero (CO2).
Así como en la eliminación de la fuente fija más importante de emisión de estos contaminantes en la Zona Metropolitana del Valle de México y en evitar muertes prematuras e importantes daños a la salud pública. De no hacerlo, quizá pronto tengamos que sustituir los cubrebocas por máscaras anti-gas. [nota_relacionada id=1081332]
POR XÓCHITL GÁLVEZ
SENADORA DEL PAN
@XOCHITLGALVEZ
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