Elecciones EEUU: ¿2016 otra vez?

Migración, crimen, China...

Parecería una lista de los temas que llevaron al triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016, pero todo indica –cada vez más– que se trata de la agenda central de su campaña de reelección de 2020.

Lo que Trump y sus asesores esperaban fuese un paseo triunfal basado en una economía fuerte, la medida usual de eficacia para un mandatario en busca de la reelección, está ahora ante un precipicio que los obligará a competir en estados que apenas en enero pasado figuraban en la lista de "seguros".

Pero en los últimos cuatro meses hubo el impacto de la guerra comercial con China, uno de los puntos que influyó en el final de la expansión económica iniciado en 2008, multiplicado por el de la pandemia de COVID-19 y el necesario cierre parcial de actividades productivas, y el brutal retorno a la prominencia del siempre presente debate sobre raza y policía.

En términos políticos han sido meses de pesadilla para Trump y sus seguidores. El estilo personal del mandatario lo ha llevado a posturas que si bien han mantenido o quizás fortalecido la conexión con su base de votantes, han debilitado su posición ante el público general.

Eso no parece haber cambiado mucho. Desde siempre, una mayoría de los estadounidenses rechaza a Trump, que en 2016 perdió el voto popular, pero ganó el Colegio Electoral, el que determina por ley la presidencia.

El problema para Trump y sus seguidores es que a diferencia de 2016 no son una sorpresa, y que el debate sobre sus políticas ha fortalecido a la oposición en regiones de las que depende su  eventual victoria.

En ese marco para Trump tiene sentido usar a China como villano. No sólo ha reducido sus compras de productos agrícolas sino que según las acusaciones de Trump, ha "abusado" de su condición de proveedor de empresas estadounidenses para convertirse en un competidor mundial tanto en lo tecnológico como en lo económico y geopolítico. Y si se agrega que el COVID-19 surgió en China, resulta al menos un argumento a explotar. 

Migración y seguridad están íntimamente ligados. En 2018, el mandatario aprovechó las "caravanas" de migrantes centroamericanos a través de México para soliviantar los temores de los estadounidenses y el apoyo a la construcción de un muro fronterizo que propuso en la campaña de 2016. La valla sigue en construcción, pero Trump usó amenazas comerciales para obtener la cooperación del gobierno mexicano para detener a los migrantes.

Para el mandatario, la misma propuesta muralla se ha convertido en obstáculo para el tráfico de drogas y personas desde México, que son a su vez parte de los problemas de seguridad, junto a las manifestaciones provocadas por los problemas raciales.

En resumen, 2016 otra vez. Trump y sus consejeros esperan que la racha de malas noticias haya terminado y que su estrategia funcione dentro de cinco meses. [nota_relacionada id= 1077852]

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX 
@CARRENOJOSE

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