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Animales de compañía, nuestros aliados en el confinamiento

Afortunadamente la naturaleza en su infinita sabiduría nos dotó de seres con la capacidad particular de hacernos sentir mejor

OPINIÓN

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Un evento de magnitud mundial como la pandemia que vivimos derivada del SARS-CoV-2 (COVID-19) plantea muchos retos en nuestra forma de vida. La sensación de fragilidad e incertidumbre se convierte en un sitio común para millones de seres humanos y encontrar aliados en esos momentos de crisis puede ser un asunto de vida o muerte. En el cuento animado de Rapunzel la princesa vive encerrada en una torre y encuentra un compañero de juegos y aventuras en el pequeño Pascal, esto le permite tener con quien hablar contarle sus planes etc.

Afortunadamente la naturaleza en su infinita sabiduría nos dotó de seres con la capacidad particular de hacernos sentir mejor, nuestros animales de compañía. Muchos estudios científicos han demostrado los enormes beneficios a la salud física y emocional de contar con un animal de compañía. Evitan el sentimiento de soledad pues hay otro ser cerca de ti que estimula el contacto físico y la comunicación, al no responderte de forma verbal como otro ser humano, las personas se sienten comprendidos y lejos de juicios, lo que incrementa la confianza en uno mismo. En estos tiempos puedes contarle a tu perro, tus preocupaciones y quizá por respuesta obtengas un gemido empático o pelos en la ropa por un abrazo o una lánguida mirada que te hace pensar “no te apures eso no es tan importante”.

Los animales tienen la capacidad de aumentar el sentimiento de felicidad favoreciendo la producción de serotonina y dopamina además de disminuir el cortisol, por lo que también reducen el estrés generado por el encierro, el aislamiento y la incertidumbre. El ronroneo de un gato puede ayudar a la normalización de la frecuencia cardíaca y acariciarlo puede incluso reducir la presión arterial en hipertensos.

Los efectos en los pequeños de la casa son todavía más relevantes, les genera un sentido de la responsabilidad porque perciben que hay otro ser que los necesita, que depende de ellos para alimentarse y estar sano, eso favorece el desarrollo de la empatía y la comprensión pero sobre todo el respeto por los seres vivos independientemente de su forma o naturaleza y una sociedad más empática, comprensiva y responsable es lo que necesitamos y debemos sembrar en las generaciones futuras.

Para los abuelos se convierten en esa compañía necesaria, ese calor cercano, ese latir y respirar pensando en los hijos crecidos y educando su propia familia. Son parte de nuestro entorno y nuestros héroes peludos, emplumados o escamosos; no importa su forma o naturaleza merecen nuestro respeto cuidado, amor y gratitud por estar ahí en todo momento.

Así que hoy en estas condiciones especiales disfrutemos el poder abrazar a un animal de compañía.

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POR TERESA RAMOS

DIPUTADA DEL PVEM EN EL CONGRESO DE LA CDMX

@TERERAMOSA

eadp

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