Insisto, el reto del análisis económico en esta era es que es multifactorial, está hipervinculado y aún no estamos midiendo lo que efectivamente está pasando. Además, la estructura financiera global tiene amortiguadores que no dependen de las decisiones de los gobiernos de los países. Por favor no cantemos victoria frente a los indicadores económicos positivos, ni nos rindamos frente a lo negativo.
Los efectos de este sistema han sido buenos para la economía, pero con resultados mixtos para la política ya que ha servido, a nivel discursivo, como paliativo de errores de éste y otros sexenios.
¿Motivo de tranquilidad? Hasta cierto punto. Por ejemplo, esta semana se dieron a conocer indicadores económicos que implican retrocesos de la economía mexicana. En el primer trimestre de 2020 el PIB cayó 2.2% respecto 2019. Ojo, el decreto de suspensión de actividades se publicó en el DOF el 31 de marzo, el día del fin del periodo medido.
Preocupante el sector de la construcción que impacta en 66 ramas de la economía no solo por la caída de 17.1% en su valor de producción en marzo, sino porque la gráfica del INEGI tiene una tendencia negativa y en caída libre. El Tren Maya y Santa Lucía no lo es todo. Veamos qué dice la CMIC.
No podemos sacar de la ecuación la apreciación del dólar, la estabilidad inflacionaria, ni la recuperación de los precios del petróleo que vienen aparejados de una silenciosa pero realista reapertura de México a pesar de que las autoridades no han dado banderazo de salida.
El 2020 y 1994 – 1995 tienen en común el libre comercio. Incluso frases como “México se convierte en un país atractivo para invertir, se tiene la posibilidad de vender a la economía más fuerte del mundo”, “Hemos logrado que se apruebe el Tratado de Libre Comercio (…) y esto nos va a permitir tener más actividad económica comercial con Estados Unidos”, “nos vincula a uno de los centros de la economía mundial y, por eso mismo, ha despertado el interés y la atención de otras grandes zonas mundiales”, y “nuestras empresas podrán aprovechar la ventajas que ese derivan del tamaño de este gran mercado”; podrían haber sido pronunciadas igual por Andrés Manuel López Obrador, que por Carlos Salinas. De hecho, las primeras dos corresponden al actual Presidente, las segundas a quien lo precedió años antes.
El hecho es que el libre comercio fue clave para la recuperación de la crisis del Tequila, y puede serlo también en la del virus.
¿Suficiente lo anunciado por el Jefe del Ejecutivo hasta ahora? No. ¿Cómo lo sabemos? Porque lo que ha hecho hasta ahora es revalorizar en el discurso la caída de 0.1% durante 2019 y desestimar la medición frente a lo que ya muestra el primer trimestre de 2020.
Los tres escenarios presentados por Banxico hablan de una contracción de entre 4.6% a 8.8%. ¿De qué depende? De lo que haga el Gobierno de México y en específico las secretarías de Hacienda y Economía en voz del Presidente López Obrador para generar la reactivación; y, sobre todo, de lo que hagamos los mexicanos, empresarios o empleados, por nosotros mismos sin importar las incomodidades que esto, a pesar de ser a favor de México, generen en la #4T. De lo contrario los más incómodos vamos a terminar siendo nosotros. [nota_relacionada id= 1052180]
POR ÓSCAR SANDOVAL SAENZ
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
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@OSANDOVALSAENZ
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