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Las videoconferencias están comprometiendo la privacidad y la seguridad de nuestra información

OPINIÓN

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Si, previo a la crisis provocada por el COVID-19, nos preocupábamos por los datos personales que tienen las compañías, bastaba esperar un poco. A medida que las reglas de quedarnos en casa se van poniendo más estrictas y se impulsan más actividades profesionales y sociales en línea, tener el control se torna más complicado.

La comunicación es una de las cualidades que nos define como seres humanos y la costumbre de socializar no se ha visto interrumpida tras la aparición del coronavirus. El distanciamiento social ha generado una especie de fiebre por las conversaciones en línea y video llamadas, convirtiéndolas en la única manera de reunirnos. Parecería que la tecnología se ha convertido en una gran aliada pero ¿qué hay de las consecuencias que puede tener en nuestra seguridad y privacidad?

Lo primero que debemos entender es que la privacidad y la seguridad son dos cosas completamente diferentes y, por lo mismo, las consecuencias para el uso de plataformas de videoconferencia no son las mismas. La privacidad se refiere a los derechos universales de las personas para controlar sus datos y la seguridad es la manera en la que se protegen esos datos. Uno o ambos pueden verse comprometidos cuando se utilizan herramientas de videoconferencia populares, dejando vulnerable nuestra información personal.

Supongamos que nos suscribimos a una nueva plataforma de video conferencia utilizando nuestro nombre completo, dirección de correo electrónico y número de teléfono. Idealmente, la compañía de la plataforma mantendría tanto la privacidad como la seguridad de esa información, lo que significa que no la compartiría fuera de la compañía y mantendría su sistema protegido ante un ataque. Las mejores herramientas de comunicación son las que utilizan cifrado de extremo a extremo y solo algunas plataformas como Signal y FaceTime lo hacen.

Otro escenario es aquel en el que la empresa compromete la privacidad pero mantiene la seguridad, esto pasa cuando recolectan información de las videollamadas y venden los datos a una tercera parte con fines de marketing. Muchas veces, tales condiciones están incluidas en los términos de servicio, el problema es que no leemos las letras chiquitas. El peor de los casos es cuando una empresa renuncia a la privacidad y a la seguridad, lo que significa que comparten información personal con terceros y no pueden evitar las violaciones de datos, esto no es legal, por eso debemos tener el aviso de privacidad.

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Necesitamos sistemas de videoconferencia privados más seguros y confiables. No todas las comunicaciones requieren los mismos niveles de privacidad y seguridad. Al elegir la plataforma que vamos a usar, debemos verificar que esté cifrada de extremo a extremo, saber qué algoritmos de cifrado utiliza y comprobar que estemos utilizando su última versión; además de tomar en cuenta nuestras necesidades y las del lugar en el que trabajamos.

POR ALEXANDRA MOGUEL
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