Recetas para la crisis

La emergencia sanitaria, la crisis y la inestabilidad podrán ser superadas si todos jalamos parejo

La pandemia del COVID-19 ha supuesto el despliegue de un esfuerzo global, para que el intercambio de la ciencia y las experiencias de los países puedan aliviar el camino de este difícil momento, al tiempo que ya se contabilizan más de millón y medio de infectados. La primera receta fue la necesidad de aislarnos para permitir que los servicios de salud sean suficientes, en lo que encontramos la vacuna que venza a la epidemia.

Desde casa somos espectadores del derrumbe de la economía global, que enfrentará sin duda sus peores días desde la Segunda Guerra Mundial. Los países habíamos aceptado vivir en esa gran integración global de personas, bienes y servicios; las fronteras parecían intangibles hasta la aparición de esta epidemia que ha provocado que las naciones se cierren y en cuarentena enfrenten el gran reto de nuestros tiempos.

En múltiples países los gobiernos establecieron estrategias económicas, en donde el común denominador fue la inyección de recursos para evitar el colapso. Las abruptas caídas de la producción, empleo, inversión y consumo nos regresaron súbitamente a la necesidad de que los gobiernos intervengan y tomen un papel predominante en detener la caída y generar las bases para la recuperación. Si bien las reacciones han sido diversas, el marco de su desarrollo fue marcado por el diálogo y el compromiso, las mejores armas contra la crisis.

En México, el presidente López Obrador optó por una estrategia en donde la apuesta es que los actores económicos tomen las mejores decisiones posibles, y el gobierno atienda solamente causas sociales. La temeraria receta ha generado una ola de reacciones que, para empezar, produjo un plan alterno propuesto por el sector privado, en el que se argumenta que la visión de la crisis y sus soluciones no han sido correctamente alineadas. Como ejemplo, en las últimas tres semanas, 350 mil mexicanos perdieron su empleo, cifra escalofriante que denota la magnitud de una crisis estructural que no admite divisiones.

Si bien para las políticas públicas siempre hay alternativas, en momentos como éste las recetas deben pactarse. Es urgente entender la situación porque en esta ocasión todos perderemos algo. La emergencia sanitaria, la crisis económica y la inestabilidad social que pudiera resultar, solamente podrán ser superadas si somos convocados a jalar parejo.

La ruptura perjudica a todos y el “sálvese quien pueda” provocará una herida que tardará años en cerrar. Gobierno, sector privado y sociedad debemos hacer hasta lo imposible para entendernos y abandonar ideologías o intereses particulares. Lo que hagamos ahora será juzgado por la historia inmediata, por lo que, por el bien de todos, más vale que la receta esté bien pensada, consensuada y ejecutada, de lo contrario las consecuencias serán desoladoras.

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POR JAVIER GARCÍA BEJOS

COLABORADOR

@JGARCIABEJOS

eadp

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