El Presidente mira para otro lado. En medio de la pandemia y de la recesión mundial que se prevé y que ya comienza a dejarse sentir, el Presidente decide seguir mirando su agenda, sus datos, sus planes. El Presidente prefiere mirar al único lado que sabe, prefiere mirar al espejo. Ensimismado en su grandilocuencia, el domingo por la tarde se paró en medio del patio de Palacio Nacional a recitar un informe trimestral, que no fue otra cosa que una mañanera ampliada, pero esta vez en un recinto vacío, sin reporteros, sin acompañantes, sólo él y su eco para retroalimentar un discurso lejano de la coyuntura actual.
En este informe dominical, el cual generó gran expectativa por creer que se anunciaría un plan estratégico económico, social y político para reforzar el estado de emergencia que vivimos a causa del COVID-19, el Presidente decidió informar que la incidencia delictiva del trimestre de enero a marzo del 2020 han disminuido los homicidios en 0.13%, el secuestro en 25.8 %, el robo de vehículo en 11.1 %, y el robo en 6.6 %, pero sólo en el mes de marzo tuvimos 2 mil 585 homicidios dolosos, el periodo más violento en lo que va del sexenio. Mencionó que la línea tres del tren ligero de Guadalajara ya está concluida, dato que tampoco es real. Al parecer en estos casos también tiene otros datos.
Y así transcurrió el informe dominical, entre cifras dudosas y la obstinación con los temas de su agenda presidencial, tales como la continuidad de la obra del aeropuerto de Santa Lucía, la construcción de la refinería de Dos Bocas, la inversión para construir más vivienda y tramos carreteros, facilidad en créditos personales, continuar con los programas sociales, etc., así como si no pasara nada, como si no viviéramos una crisis a nivel mundial, tal y como si fuera un discurso enclavado en los años 70 con la postura de lo habitual. Parece que el Presidente mira hacia otro lado, hacia otro tiempo.
Ahora bien, sería injusto no mencionar que sí hay un plan para enfrentar esta pandemia en sus aristas económicos, políticos y sociales, este refiere al reclutamiento de más personas para engrosar los distintos cuerpos militares, el regreso oportuno del IVA y la máxima “austeridad republicana”, a través de la desaparición de derechos laborales de las y los trabajadores al servicio del estado, rebajando la percepción salarial, así como la eliminación de sus aguinaldos. Así como se lee, este plan va más encaminado a robustecer la militarización y eliminar derechos de un plumazo.
En este informe vacío, el Presidente alude a Franklin Delano Roosevelt, el artífice del “New Deal” ante la crisis de 1929, quien sí presentó una estrategia integral para hacer frente a la Gran Depresión, sin embargo, López Obrador está muy lejos de aquel gobernante demócrata. A diferencia de Roosevelt, lo que se está haciendo desde Palacio Nacional es estigmatizar las políticas contracíclicas y hacer parecer que todo estímulo fiscal revivirá al dañino Fobaproa, así como reducir al mínimo posible al gobierno, adelgazar al estado hasta los huesos, lo cual no comparte una visión desde la izquierda. Lo que se está haciendo es pretender no responsabilizarse del gobierno en situaciones de crisis, lo que hace López Obrador es mirar hacia otro lado.
[nota_relacionada id=955084 ] POR ADRIANA SARUR
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