En estos días de “autoexilio” casero he tenido la oportunidad de leer, reflexionar y hacer una pausa en mi día a día, para observar y tratar de comprender algunas de las secuelas de este tiempo de transformaciones, que la pandemia mundial nos está obligando a enfrentar.
Así llegué al blog español “Matemáticas y sus fronteras”, en donde se expone una teoría muy interesante que da una explicación muy puntual que relaciona la contingencia humana de estos días con un experimento mediático llamado “Seis grados de separación”, en donde a través de la formulación de una constante matemática, se nos explica el por qué en este planeta todo ser humano está conectado con otra persona de cualquier extremo del mundo a tan solo seis contactos de distancia.
Esta idea de que tan solo seis contactos que nos separan de cualquier persona en cualquier parte del mundo, es también conocida como la teoría de “un gran mundo pequeño”, la cual ha sido la base no solo de artículos científicos y mediáticos, sino también de destacadas películas e incluso de éxitos musicales. Pero de manera personal todo esto me hace reflexionar en otros temas que tienen que ver con la estrecha interconectividad que nos une globalmente en este tercer milenio.
[nota_relacionada id=940244 ]Por supuesto, me tengo que referir al “Efecto Mariposa” basado en el proverbio chino que expresa que “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”, y este orden de ideas me hace pensar que hasta en nuestros actos más impensados y aparentemente sin consecuencias, -como no separar la basura reciclable-, tienen un impacto planetario; y para muestra de ellos, basta observar las grandes islas de desechos plásticos que cubren nuestros océanos.
Pero hablemos de otro tipo de “desechos tóxicos” que contaminan nuestro entorno y con ello me refiero a la basura mediática que desde hace mucho tiempo crea grandes islas en el océano de la comunicación masiva; y que de manera personal me parecen la peor epidemia de la sociedad de la información en donde todos estamos expuestos al efecto mariposa de la prensa amarillista, la noticia chatarra y los pseudo periodistas del espectáculo, que como buitres se alimentan del chisme, el rumor, la tragedia y las bajas pasiones.
Sin lugar a dudas, vivimos días difíciles y estamos en el vórtice de un huracán mediático en donde los comunicadores tenemos, ahora más que nunca, ser congruentes con nuestra responsabilidad con la sociedad; pero sobre todo, con nuestra profesión e integridad como seres humanos.
No hay vuelta de hoja. Basta ya de pensar, consumir e interactuar con los desinformadores de la noticia; y peor aún, como profesionales de la información, basta ya de contaminar de basura y morbo humano los medios de comunicación, porque tal parece que las buenas noticias no venden.
Sirva esta última reflexión para agradecer a ustedes estos más de dos años de tener el favor de su atención a través de mi columna POP CORNER y como dicta el cliché, solo me queda informarles que “estoy cerrando ciclos” y llegó el momento del adiós… por lo menos en este medio informativo, al cual agradezco haberme permitido estar a tan solo un click de distancia de ustedes.
Cierro el telón de esta columna POP CORNER de El Heraldo de México muy agradecido; y como dicta la tradición teatral EL SHOW DEBE SEGUIR con la misma función y espectáculo, pero en distinto escenario.
Soy Luis de Llano Macedo, muchas gracias y hasta siempre…
POR LUIS DE LLANO MACEDO
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