El 17 de octubre del año pasado, el gobierno de López Obrador capturó y después liberó a Ovidio Guzmán López, hijo del Joaquín El Chapo Guzmán y miembro del Cártel de Sinaloa, tras un operativo fallido en Culiacán. El Presidente justificó la decisión señalando que él había actuado como un humanista.
El 4 de noviembre del 2019 presuntos miembros del crimen organizado masacraron y luego incineraron 9 miembros de la familia Lebarón (incluyendo mujeres, niños y dos bebés de 8 meses) en Bavispe, Sonora.
[nota_relacionada id=943206]El 20 de enero del 2020 López Obrador informó que no recibiría a los activistas Javier Sicilia y Julián LeBarón, quienes habían solicitado audiencia con el Presidente: “los va a recibir el gabinete de seguridad para no hacer un show… Tengo que cuidar la investidura”, dijo en su conferencia matutina.
El domingo 29 de marzo de este año, en medio de la peor crisis sanitaria en la historia moderna y en contra de todas las recomendaciones de las autoridades de salud, el presidente López Obrador tomó un vuelo desde Tijuana a Culiacán, después manejó tres horas a Badiraguato y luego dos horas más por terracería hasta La Tuna, Sinaloa, para supervisar la construcción de una carretera. Después del evento, el presidente fue llevado por José Luis González Meza, abogado de Guzmán Loera, hacia una camioneta de lujo donde se encontró con María Consuelo Loera Pérez a quien le aseguró que ya estaba atendiendo su petición: “No te bajes, ya recibí tu carta”, le dijo el Presidente a la mamá de El Chapo.
La casa de Loera se encuentra a 15 minutos de distancia de donde se llevaba acabo el mitin. Ese mismo día Ovidio Guzmán López celebró su cumpleaños número 30 en libertad.
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Al ser cuestionado el Presidente justificó la reunión: “por qué no iba a saludar a la mamá del Chapo, si a veces tengo que dar la mano a delincuentes de cuello blanco”. Dicen que en política no hay casualidades.
El presidente romantiza al narco. Será que habrá visto demasiadas series de su amigo Epigmenio Ibarra y se ha creído el cuento de que detrás de un sicario hay un joven humilde al que la falta de oportunidades lo orilló al crimen. Yo crecí en Sinaloa, y la cosa no está fácil. Es verdad que existe una narco cultura y hay pocas oportunidades, pero también es verdad que muchos jóvenes se suman al narco por la sencilla razón de que es dinero fácil. Los grupos criminales no son Robin Hood, los grupos criminales ven por su propio beneficio, y algo que les sienta muy bien para su negocio es tener a un Estado débil. En otras palabras: lo están usando, señor Presidente. Por eso filtraron el video, porque estoy seguro que no salió de su oficina de comunicación.
“A los amigos, justicia y gracia; a los enemigos la ley a secas” solía decir Juárez.
Pero se confunde usted, señor Presidente. El narco no es su amigo y nunca lo será. Es verdad que usted no es el primer presidente de México que intenta ese camino, pero ese camino es justo el que nos tiene aquí, ahora.
Amiga, date cuenta. [nota_relacionada id=942798]
POR CALLO
JORGEAVILESVAZQUEZ@GMAIL.COM
@CALLODEHACHA
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