Retos y logros del organismo anticorrupción

La corrupción es un fenómeno complejo muy arraigado en nuestro quehacer cotidiano, difícil de combatir y, por lo tanto, difícil de erradicar. La estructura y operación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), creado en 2015, ha resultado compleja, difícil de entender por el ciudadano y con pocos dientes para prevenir y, sobre todo, sancionar la corrupción. El SNA tiene como objetivo central establecer principios, bases generales, políticas públicas y procedimientos para la coordinación entre todos los órdenes de gobierno en la prevención, detección y sanción de faltas administrativas y hechos de corrupción.

Tal parece que el entusiasmo con el que se creó el SNA ha ido en picada, y al titular del Poder Ejecutivo no le interesa apoyar esta instancia. Esto no es sólo de buenas intenciones o efectos declarativos, la corrupción no se acaba con declaraciones, son necesarias acciones concretas para combatirla. La retórica diaria demonizando la corrupción no va a acabar con ella y como dice Bloomberg en un reciente editorial: “El SNA creado en 2015 por una serie de reformas constitucionales y legislativas está muerto”. No comparto esta opinión, pero el SNA sí necesita más dientes y que su labor no sólo se limite a exhortos o recomendaciones.

Los acciones declarativas sólo tienen efecto en la percepción, pero no atacan la raíz del problema. De acuerdo con Transparencia Internacional, el índice de Percepción de Corrupción 2019, México subió un punto en su calificación, pasando del lugar 28 al 29 en una escala de cero al 100, donde el 100 es un Estado sin corrupción. Nos encontramos atrás de países como Ucrania, Pakistán o Gabón, lo cual no es muy alentador.

En 2016 se estableció un plazo de un año para que se crearan las legislaciones estatales para crear los sistemas locales anticorrupción, pero a la fecha no todos han terminado de completar el proceso y la CDMX se encuentra en el limbo con la decisión de la Suprema Corte de desconocer al órgano anticorrupción.

Por otra parte, el Comité de Participación Ciudadana que es el órgano ciudadano del SNA, se encuentra incompleto, faltan dos de los cinco miembros y hasta el momento, el Senado no ha convocado a la comisión de selección para elegir a los miembros faltantes. La participación de la ciudadanía en el SNA es muy reducida y poco participativa, hacen falta mecanismos para su involucramiento. La presidencia del CPC es rotativa y sólo de un año con atribuciones muy reducidas.

Sin embargo, el SNA ha tenido logros importantes, como los nuevos Formatos de Declaración Patrimonial y de Intereses y la Política Nacional Anticorrupción, recientemente concluida y aprobada. Documento muy exhaustivo, pero faltan los instrumentos para su aplicación. Otro es la Plataforma Digital Nacional que va a enlazar todos los sistemas informáticos para cruzar información. El SNA ha dado grandes pasos, pero le falta dar el salto para lograr los objetivos para los que fue creado, y sólo se logrará con la voluntad política del gobierno en turno.

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POR RAMIRO PINEDA
ANALISTA POLÍTICO
@RAMIROPINEDA

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