‘Banca del subdesarrollo’, triste historia

Requerimos una banca que sea palanca de la activudad pruductiva

Durante hace más de 30 años hemos relatado lo que prometieron hacer los presidentes priistas y panistas con los bancos de fomento:  Nacional Financiera, Bancomext, Banobras, Bansefi, Sociedad Hipotecaria Federal, Finrural, et al. 

Todos sin excepción, expresaron al principio de su sexenio bonitas palabras como: Requerimos una banca de fomento que sea palanca de actividad productiva y creación de valor y bienestar en el campo; que permita y respalde el ahorro popular en beneficio de los bolsillos de las familias mexicanas; que sea financie a las pequeñas y medianas empresas, que apoye a las exportadoras, y bla, bla, bla…  Al final de sus mandatos dejaron a esos organismos como “bancos del subdesarrollo”. Y es que, con sus contadísimas excepciones, utilizaron a las instituciones para pagar favores políticos; acomodar a excolaboradores que no alcanzaron hueso grande y como refugio para cartuchos políticos quemados.

Vicente Fox quiso transformar, fusionar y hasta desaparecer a dos que tres de esos banquitos, e instruyó al secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, para que decidiera su futuro.  "Paco" le recomendó a "Chente" que, para quedar bien con el sector empresarial, entregara esas instituciones a los empleados de los banqueros y a uno que otro "cuate". Así fue como a Nafinsa, por ejemplo, llegó Mario Laborín; en Bancomext puso a su amigo José Luis Romero Hicks.  Surgió después la idea de desaparecer al Bancomext y Gil Díaz propuso a Héctor Reyes Retana, su cuate, para que "le diera cuello". Pero le faltó valor.  
Felipe Calderón insistió en reestructurar, rediseñar, transformar, desaparecer a varios bancos de fomento, y también nombró a sus amigotes en cada una de las instituciones. En plena crisis financiera de 2008-2009, Calderón y su secretario de Hacienda pusieron al servicio de los grandes corporativos tanto a Nacional Financiera como al Bancomext, con las llamadas "políticas contracíclicas", rescatando a empresas “triple A” con cuantiosos créditos, tasas preferenciales, plazos eternos y otras facilidades que obviamente a los cientos de miles de empresas medianas y pequeñas que supuestamente atienden esos bancos, nunca les dieron. 

Enrique Peña Nieto siguió dándole en la madre a los bancos de fomento, con la ayuda de su secretario de Hacienda, Luis Videgray.  Designó a Jacques Rogozinski en Nafinsa; a Enrique de la Madrid Cordero en Bancomext, a Alfredo del Mazo en Banobras; a Jesús Alberto Cano Vélez, en la Sociedad Hipotecaria Federal; a Carlos Treviño Medina en la Financiera Rural, y a Jorge Estefan Chidiac, en Bansefi. No todos concluyeron el sexenio en esos puestos, pero si contribuyeron al objetivo de Peña y Videgaray. 

¿Y que está haciendo Andrés Manuel López Obrador con la “banca del subdesarrollo”?

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AGENDA PREVIA 

Pues ahora resulta que Alonso Ancira también hizo favores a varios priistas en el sexenio pasado, entre ellos a David Penchyna, ex director del Infonavit, según denuncia por fraude presentada ante la Fiscalía General de la República por una empresa consultora. ¡Pillines! Exclama el respetable. 

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POR LUIS SOTO

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