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Los adornos del Presidente

El Presidente ignora a los expertos. No sólo no confía en ellos, tampoco les cree. Mucho menos los escucha

OPINIÓN

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El presidente minimiza a los expertos. Se los brinca. No solo no confía en ellos –o si lo hace lo oculta muy bien-, tampoco les cree. Mucho menos los escucha. Ni hablar de que les haga caso. En su gobierno, son figuras decorativas; adornos. Él mismo ha dicho que valora más la honestidad –qué bueno- que la capacidad -¿estará peleada una con otra?-: 90% vs. 10%, aseguró a finales de noviembre del año pasado en una mañanera.

 La llegada del coronavirus a México, lo confirma. El viernes pasado en su conferencia diaria, López Obrador estuvo acompañado por el subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud, Hugo López-Gatell. El funcionario, médico que trabajaba en la secretaría de Salud también durante el brote de influenza A-H1N1 que golpeó a México en 2009, dibujó el panorama actual e hizo algunas recomendaciones a toda la población. Nada del otro mundo. Sencillos tips para evitar contagios. El presidente pidió al subsecretario hacerlo, para eso le dio la palabra de hecho. Pero cuando llegaron los consejos del experto, él los desestimó.

 López Obrador “tiene otros datos” y hará lo que crea mejor, lo que le parezca más conveniente y considere adecuado pese a que los técnicos opinen lo contrario. Escuchará sus opiniones, pero no hará caso.

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 Mientras López-Gatell hablaba de medidas fáciles para evitar contagios, como lavarse las manos constantemente, usar alcohol en gel, estornudar en el ángulo interno del codo, o evitar saludos de mano y abrazos, el presidente lo ignoraba.

 “No nos demos la mano, por el momento tampoco nos demos besos ni abrazos. ¿De acuerdo? Esto nos va a ayudar a disminuir la transmisión”, dijo el subsecretario.

 La respuesta inmediata del presidente arrojó a la basura las recomendaciones del encargado de la contingencia por Covid19. ¿Usted dejará de saludar de mano, de abrazar, presidente? “No, no, no, va a ser lo mismo”, dijo.

 Por si hubiera alguna duda del peso que en él tuvieron las palabras del experto, el presidente, convertido en conocedor del manejo de emergencias sanitarias –como ha calificado la OMS el brote de coronavirus-, el mismo viernes por la tarde, abrazó y besó a los pobladores que lo esperaban en el encuentro que realizó con la comunidad chontal, en Tabasco. Las palabras de López-Gatell quedaron en anécdota.

Y como López Obrador es dueño de la verdad, el experto cedió la batuta del conocimiento a su jefe. Al otro día, el sábado por la noche, el subsecretario de aseguró que el presidente puede seguir abrazando y siendo afectivo con la gente, a pesar de la llegada del coronavirus. Se desdijo y quitó potencia a sus palabras, ya descalificadas por el propio López Obrador.

“Nuestro presidente es extremadamente generoso y lo van a abrazar, no pasa nada”, remató. Las recomendaciones sanitarias se aplican o no a capricho presidencial.

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El presidente ignora a los expertos. Eso no parece nuevo. Pasó cuando la cancelación del Aeropuerto en Texcoco, el anuncio de una nueva terminal aérea en Santa Lucía, la puesta en marcha de la obra para la refinería en Dos Bocas… los ejemplos abundan. Pero la llegada del coronavirus lo confirmó. [nota_relacionada id=890803]

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN 

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM 

@MLOPEZSANMARTIN

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