Los puentes entre los empresarios agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial y el gobierno de la 4T, que durante más de un año construyó Carlos Salazar, fueron dinamitados por el Coronavirus y la estrepitosa caída de los precios del petróleo que tienen al país en crisis económica, política, financiera y social — todas al mismo tiempo— , de las que nadie sabe cuándo vamos a salir, pero que la mayoría de analistas financieros y políticos , incluyendo a los bisoños, coinciden, es que terminaremos con una economía destrozada de la que no nos vamos a recuperar en un año, ni en dos, ni....
Durante más de un año, el dirigente del CCE y varios de sus agremiados se mostraron sumisos ante el gobierno porque creyeron, ingenuamente, que con esa actitud iban a transitar de los gobiernos neoliberales que durante casi 40 años los apapacharon otorgándoles todo tipo de concesiones, a un gobierno populista que desde antes de que se instalara oficialmente los había denostado, descalificado, exhibido por su contubernio con la. “Mafia del poder” de administraciones priistas y panistas.
No quiso el Consejo Coordinador Empresarial, encabezado por Salazar, seguir el ejemplo de sus fundadores en 1976 cuando cansados de las humillaciones de Luis Echeverría Álvarez, quien calificó a varios industriales como “los vampiros de Reforma”, crearon el CCE para enfrentar las acciones del presidente José López Portillo, aunque no con mucho éxito, porque éste resultó más cabrón que bonito y termino expropiando los bancos privados y parte de sus recursos con los llamados “mexdólares”.
Cuarenta y cuatro años después, Salazar prefirió “construir puentes”, pero se negó a reconocer que el gobierno de la 4T nunca lo iba a ver como arquitecto o ingeniero, sino como un simple peón. El gobierno federal, en una “estrategia mareadora, le hizo creer que incluiría al sector privado en el Plan Nacional de Infraestructura y en el Plan Energético, donde habría inversiones de cientos de miles de millones de pesos.
Presionado por varios de sus agremiados, y decepcionado por la ineptitud del gobierno para enfrentar la emergencia sanitaria provocada por el Coronavirus, y la crisis económica por la caída de los precios del petróleo, Salazar se vio obligado a pedirle al gobierno federal “Medidas urgentes para preservar el empleo y mitigar afectaciones a la economía” (diez puntos en donde sugería que hacer ante la crítica situación).
Pero el presidente Andrés López Obrador lo mandó por un tubo. Y ya encarrerado, la semana pasada acusó al ultraderechista dirigente de la COPARMEX (agremiado del CCE), Gustavo de Hoyos, de “ataques” constantes que le propina, y advirtió que podría estar azuzando a la gente que acude a recibirlo a los aeropuertos para generar animadversión en su contra durante la emergencia sanitaria.
¡Eso si calienta! Exclaman los observadores. Respeto y diálogo, exigió “Tavito el durito”.
[nota_relacionada id=940600]POR LUIS SOTO
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