Vi dos Méxicos la noche del sábado: uno, era evidente el rostro de López-Gatell con los músculos tensos y ojeras marcadas. Al subsecretario de Salud le costaba trabajo llegar al punto central de la conferencia. “Es impostergable reducir la velocidad de transmisión de este virus. Es nuestra última oportunidad de hacerlo y esto requiere, que de manera masiva, nos restrinjamos y nos quedemos en casa. Por eso decimos a la sociedad: quédate en casa, quédate en casa”, dijo en CDMX y por primera vez advirtió que corremos el riesgo de Italia.
Dos: a esa hora el Presidente inauguraba un gimnasio de box en Tijuana. López Obrador tiraba puñetazos a un costal de entrenamiento. Era grabado para sus redes en compañía del gobernador de Baja California, de la alcadesa de Tijuana y del secretario federal de Desarrollo Agrario. Luego se fue con una comitiva al aeropuerto, donde posó como rockstar para las fotos y selfies de viajeros. Antes de subirse al avión, un reportero le preguntó por qué ponía en riesgo a la población cuando el subsecretario acababa de decretar una cuarentena y sobre todo porque AMLO es caso sospechoso por sus encuentros con personas positivas de coronavirus. “No voy a caer en provocaciones”. Luego, el mismo periodista cuestionó al Presidente por no dejarse tomar la temperatura antes de subir al avión. “Eres un provocador”. Desde hace días, López Obrador vive en un mundo diferente al de su epidemiólogo. En manos de este técnico está la salud de 127 millones de mexicanos acechados por la pandemia y López-Gatell esa noche tuvo que volver a tragar sapos. Desde febrero justifica al Presidente, que pone en entredicho su credibilidad.
Volvió a cantinflear porque López Obrador había estado con Omar Fayad ocho días antes de que éste presentara los primeros síntomas de coronavirus. Le preguntaron al subsecretario cuándo se sometería Andrés Manuel a la prueba, pues el propio epidemiólogo y otros especialistas del mundo recomiendan en esos casos entrar en aislamiento y permanecer bajo observación médica 14 días, en los cuales se pueden presentar síntomas de la infección. Pero el funcionario se enredó como cuando dijo que el Presidente era fuerza moral. AMLO también se enreda mientras pasea.
¿Dónde está el rey de la comunicación en los momentos qué más lo necesitan los mexicanos? Con sus acciones demuestra que está imposibilitado para enfrentar temas que no están en su agenda, con la que pensó que iba a gobernar en su sexenio. El movimiento de mujeres le arrebató la narrativa y cometió dislates, como los que se suman en esta etapa de coronavirus: el rechazo del gel antibacterial, las estampitas de santos para espantar al virus, los besos y abrazos en plena pandemia declarada por la OMS, las incitaciones abiertas para salir a la calle mientras otras naciones se aislaban. Ojalá los nuevos tiempos acaben también con esa forma de comunicación política.
UPPERCUT: En tiempos de coronavirus no hay red de internet que aguante la navegación.
[nota_relacionada id=940431 ]POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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