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El atardecer del enjambre digital

En el escenario de la contingencia global las redes sociales están transformando al planeta en un árbol de pajaritos

OPINIÓN

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https://www.youtube.com/watch?v=kRJbl4x_51o&feature=youtu.be

Las imágenes se repiten una y otra vez en todo el planeta en cautiverio. En las ventanas y balcones de los edificios en las grandes ciudades los vecinos se asoman para organizar improvisados coros que los unen a la distancia. No falta quien desde las terrazas arma clases de zumba, recitales de un solo intérprete y hasta sesiones de música electrónica. 

Estas escenas me hacen pensar en la analogía entre este mundo en modo pausa y un gigantesco árbol en el que al atardecer las parvadas de pajaritos se reúnen, cada uno desde su rama, para despedir con  sus trinos al sol que se oculta en el horizonte. 

En las redes sociales, la jungla digital donde cada chango cuelga desde su propia liana virtual, este fenómeno de sincronía espontánea también se ve replicado, y ante el cierre de teatros, cines, auditorios, estadios y espacios públicos, las estrellas del entretenimiento, el deporte y los personajes más famosos ahora han optado por invadir las redes sociales para compartir su encierro e intimidad, pero también su talento actoral, musical o inclusive el “coaching” físico, motivacional o espiritual. 

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Es curioso, pero este fenómeno ha potenciado el hecho de que muchos adultos hayan invadido las redes sociales dirigidas a las nuevas generaciones, como TikTok, por ejemplo, en México: Erika Buenfil, quien supera ya más de las 50 primaveras, tiene ¡más de un millón de seguidores!

Pero también el impacto de la “sana distancia” obligada, ha llegado a  las plataformas distribuidoras de contenidos seriados, a los museos, bibliotecas virtuales e incluso a los servicios digitales de música y podcasts al abrir el acceso a sus catálogos digitales.

En  los espacios televisivos la reacción no se ha hecho esperar y en algunas de las pocas producciones que se realizan en vivo los conductores alternan su labor entre el foro y el espacio casero. 

No cabe duda que si la sociedad está mutando rápidamente a causa de la contingencia viral, el proceso para lograr la viralidad en los medios masivos de comunicación está tomando rutas insólitas, pero ya profetizadas por los estudiosos del tema, curiosamente relacionadas con la pandemia que hoy sufrimos.

La primera teoría fue lanzada por el surcoreano Byung Chul Ha en su libro “En el Enjambre” del 2012, habla de una sociedad digital en donde lo inmediato, efímero y superficial sustituye el conocimiento por la autosatisfacción aparente. Tal y como sucede en un enjambre de abejas, el ruido grupal sustituye y enmudece a las voces individuales.

Otra de las obras del filósofo Byung habla de “La Sociedad del Cansancio”, en donde hace una interesante analogía entre las enfermedades del tercer milenio como la depresión, la soledad, los trastornos de personalidad, el desgaste profesional y los padecimientos psicosomáticos, comparándolos con las patologías virales y microbianas que siguen azotando a la humanidad desde sus orígenes. 

La comparación entre los efectos virales de la comunicación digital y el COVID-19 en nuestra comunidad tienen muchos puntos en común, y de manera personal algunos de ellos, muy para mi sorpresa y pesar, los pude de alguna manera avizorar cuando realicé la investigación para mi libro “El OrbiX”. Fue entonces que llegó a mí la idea de que muy pronto sucedería: “el hoy no circula humano”, la “pandemia digital” y la revolución de la humanidad virtual.

Lo cierto es que lo que más me sorprende es precisamente que nuestra capacidad de sorprendernos se reduzca cada vez más a lo mínimo, en estos tiempos del enjambre digital y la pandemia global. Y así, sin darnos cuenta, el día menos pensado  el  mundo de repente se detuvo ante nuestros ojos y no pudimos hacer nada más que regresar a nuestro refugio familiar e invocar a nuestro instinto tribal, aunque sea a través de la tecnología recurrente.

Mucho antes de poder conquistar el espacio exterior, ahora nuestro reto es conquistar nuestro espacio interior, hacer una pausa en el camino y reflexionar en qué por más que nos hayamos querido erigir como la especie superior del planeta, no dejamos de ser un simple grupo de pajaritos aferrados a distintas ramas de un mismo árbol;  tratando de conjurar a coro la inminente oscuridad que se avecina;  aun así persistimos en la esperanza de que muy pronto, como siempre ha sucedido, el sol se nos asome nuevamente por el horizonte, y vivir para contarlo… [nota_relacionada id=939289]

POR LUIS DE LLANO MACEDO

HERALDODEMEXICO.COM.MX 

eadp

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