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A cuidar la casa

Nabor Carrillo demostró que era resultado de la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos. La ciudad se hunde de uno a 40 centímetros

OPINIÓN

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Creo que todos sabemos que la Ciudad de México se asienta sobre un lago, lo que provoca su hundimiento. Su efecto es visible en la ondulación que se presenta en el Centro Histórico y las alcaldías Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco.

A decir de los expertos, este fenómeno comenzó a manifestarse en la segunda década del siglo XX, producto del crecimiento demográfico en la Ciudad de México al término de la Revolución.

En esa época aumentó la extracción de agua del subsuelo, mediante pozos de poca profundidad. Y entonces llamó, la atención la paulatina pérdida de la inclinación natural de salida del Gran Canal del Desagüe.

Las posibles causas fueron desconocidas hasta que, en 1948, Nabor Carrillo demostró que era resultado de la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos. La ciudad se hunde de uno a 40 centímetros cada año.

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Hoy, este fenómeno es estudiado desde el espacio, con imágenes de satélite obtenidas mediante sensores que ofrecen información sobre el desplazamiento de la superficie con un rango de movimiento que va de milímetros a metros.

Gracias al uso de esta tecnología espacial se puede calcular mejor el hundimiento regional, al detectar diversos cambios en los patrones de deformación del suelo, de acuerdo con la Agencia Espacial Mexicana.

Ahora sabemos que toda la ciudad se hunde, por ejemplo, y también, que las medidas para atender esta problemática se han atrasado durante décadas.

También sabemos que este hundimiento provoca fracturas en las redes de drenaje y agua potable, y por ello 40 por ciento del suministro se pierde en fugas, según el propio Sacmex. De hecho, se pierde más de lo que aporta el Sistema Cutzamala. Si lo pensamos detenidamente es un sinsentido.

Quizá por eso tenemos uno de los consumos de agua más altos del planeta, con un promedio de 307 litros diarios por habitante. Como dato, las Naciones Unidas reconocen el derecho a cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal de entre 50 y 100 litros de agua por persona al día.

Pese a tan alto consumo, muchas colonias en Iztapalapa, Gustavo A.Madero, Tláhuac, Xochimilco, Azcapotzalco, Venustiano Carranza y Tlalpan tienen abasto por tandeo o, de plano, no tienen agua.

Mientras que otras colonias consumen más de 60 mil litros por bimestre.

Para atender estas problemáticas el Congreso y gobierno locales ya están tomando medidas, como cobrar más a quienes más consumen o el programa de cosecha de lluvia.

Son esfuerzos loables, pero insuficientes. Detener el hundimiento de la Ciudad de México exige recursos económicos inimaginables y mucha voluntad política, pero también cambiar la forma en que todas y todos utilizamos este recurso natural.

Debemos adoptar un consumo en verdad responsable, en mayor medida. [nota_relacionada id=939856]

POR CIRCE CAMACHO BASTIDA

COORDINADORA DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO DEL TRABAJO EN LA I LEGISLATURA

@CAMACHOCIRCE

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