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¡Cuídate de los Idus de marzo!

Pandemia digital, la verdad sospechosa y el día en que la humanidad se detuvo

OPINIÓN

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En la iluminada marquesina del “Teatro Humano”, el anuncio no puede ser más llamativo ¡Gran Estreno y Función de Gala! y tras bambalinas, la Verdad Absoluta, vestida de blanco y sin maquillaje, espera ansiosa a que suene la tercera llamada. Como es tradición en el teatro griego, la trama de la obra dicta que, gracias al peso de la verdad, la máscara caiga y la mentira sea descubierta y humillada ante el regocijo del público.

Suena la tercera llamada y la Verdad Absoluta sale al escenario orgullosa en espera de los aplausos de los presentes, pero para su sorpresa, nadie le hace caso… es más, el teatro está vacío, y el silencio solamente es roto por el eco lejano de las sirenas de ambulancias y patrullas.

Tal parece que a nadie ya le importó venir al estreno de la desairada verdad, ya que el día de hoy se decretó la cuarentena a causa de la pandemia y salir a la calle es castigado, qué ironía, con varios días de prisión.

Y es que todo mundo está tan preocupado en casa, cautivo de su burbuja web donde han surgido tantas verdades sustitutas, que la “verdadera” verdad resulta no solo sospechosa, sino impopular, ya que en el mundo online la tendencia no miente: La pandemia digital es peor que cualquier virus, y como dijera el escritor Ramón de Campoamor “nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

Sirva este breve relato que escribo desde el “autoexilio” casero para compartir con ustedes mis impresiones de un mundo contenido en modo pausa. No me cabe la menor duda que en esta sociedad del tercer milenio el COVID19 está marcando un parteaguas histórico entre el antes y el después de la pandemia.

Creo que la naturaleza nos está dando una gran lección pues la economía global, las industrias del espectáculo y el deporte, las nutridas manifestaciones, las pugnas por el poder, la descomposición social e incluso la violencia han dejado de ser nuestra máxima preocupación para ser ocupadas por esta terapia de shock que representa la pandemia planetaria.

Sin embargo, en estos tiempos de planetas virtuales y avatares, la nomofobia, o sea la adicción a la red, ha potencializado el fenómeno de la pandemia digital; y como por arte de magia han surgido verdaderas legiones de opinólogos, expertólogos, coachs de vida, influencers y pseudoperiodistas de tono negro y amarillo; así como seguidores de la teoría de la conspiración universal, del complot illuminati, la invasión alien o el apocalipsis zombie; pues en esta lucha mediática por tener el copy right de la verdad, lo único que me queda muy claro es que nuestra realidad está fragmentada por la mentira llevada al extremo del trending topic.

Pero aun cuando mentir sea considerado un pecado capital, quien te dice que nunca ha mentido, lo cierto es que te está mintiendo, pues la verdad es que todos mentimos… ¿o no? Y para muestra de ello, en la política, la actuación, en la industria de la fe y aún en la literatura, quien inventa la mentira más creíble, recibe más aplausos, likes, follows, fans, y es considerado todo un líder exitoso en su ramo.

Qué razón tenía el escritor de la generación “beat” William Burroughs al decir que “El lenguaje es un virus”; pero también otro William universal, el escritor William Shakespeare cuando en su obra Julio Cesar escribió proféticamente: “¡Ten cuidado de los Idus de Marzo!”, el periodo marcado por el calendario romano como los “días de guardar” previos a la llegada de la primavera, en los cuales se hacían sacrificios en honor a Marte, dios de la guerra y culpable de las catástrofes humanas y naturales; como la que curiosamente sucedió precisamente este 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró al coronavirus una pandemia mundial.

La primavera ha llegado y como muchos seres humanos solo me puedo asomar desde mi ventana para ver como el sol ilumina las calles vacías. Espero que pronto pase esta crisis y la sociedad siga su curso, pero sobre todo espero que los humanos hayamos aprendido esta lección de vida y muerte.

Cuídense mucho y aprovechen estos días para leer, aprender y estar en familia.

POR LUIS DE LLANO MACEDO

HERALDODEMEXICO.COM.MX 

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