Cada año la NFL tiene su periodo de agencia libre, en el que los jugadores sin contrato escogen su destino. Este 2020 se vivió con un morbo particular pues Tom Brady, de casi 43 años de edad, leyenda del futbol americano, dejó a los Patriotas de Nueva Inglaterra. Una vez más, un hombre franquicia, devoto a su institución, deja a su equipo, como pasó con íconos de la talla de Jerry Rice, Joe Montana o Emmitt Smith.
Todos los aficionados estuvieron pendientes del nuevo destino de Brady. Algunas voces comentaron, en su momento, que la suprema gloria hubiera sido para él si se hubiera retirado coincidiendo con un triunfo en el Súper Tazón. Finalmente escogió un equipo que tradicionalmente no es de los que pelean el título: los Bucaneros de Tampa Bay.
Esto arroja una serie de interrogantes: ¿podrá Brady volverlos competitivos? ¿Funcionará el pasador con otros compañeros y fuera del sistema de Nueva Inglaterra? Y por último, ¿a dónde se irán esos aficionados que sólo apoyaban a los Patriotas por Brady? Esto último es un fenómeno muy interesante.
Antes de 2001, la base de fanáticos de los Patriotas se reducía prácticamente a los aficionados del área de Boston. Con la llegada de Brady y los campeonatos se fue expandiendo. Es normal que los equipos ganadores generen mucha afición nueva, y más si se trata de una dinastía como la que construyeron en Nueva Inglaterra. Si bien se hicieron de muchos fanáticos ya leales, también llegaron muchos “de ocasión”, esos que sólo ven el Super Bowl, pero que desbordan en ocasiones más fanatismo que “los de toda la vida”.
No es broma, he visto publicaciones de personas que han trasladado su afición a Tampa Bay, ahora que está ahí el único jugador con seis anillos de Super Bowl. Muchos otros dejarán “de irle” a los Patriotas para volver a los clásicos equipos que tienen una base fuerte de “villamelones”, como Dallas, San Francisco y Pittsburgh. Otros se irán con los nuevos equipos de moda, como Kansas City y Baltimore.
Lo que me parece que llama realmente la atención es el nivel de idolatría que genera Brady; trasciende más allá de colores o escudos de cualquier equipo; es tanta la admiración, que el receptor de esa pasión es el jugador y no la institución para la que juega. Caso parecido al de Cristiano Ronaldo, quien se llevó a muchos seguidores del Real Madrid a la Juventus, cuando se movió en 2018.
Ahora mismo, la situación sanitaria no permite medir claramente el efecto que causará Tom Brady en la ciudad de Tampa y en sus aficionados; pero algo sí les puedo asegurar: ese estadio estará lleno sólo para ver a uno de los mejores jugadores de la historia de la NFL.
Deportivamente es muy pronto para saber si funcionará o no. Lo que sí es visible es el golpe en el mercado que dieron los Bucaneros, por lo que cuando arranque la temporada regular ya veremos cuántos fans “de toda la vida” hay de Tampa Bay. [nota_relacionada id=920705]
POR GERU
COLABORADOR
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