Este 2020 llega a su primer trimestre y pese a la amenaza de una pandemia mundial, en México se siguen llevando a cabo conciertos masivos con llenos totales y la música sigue siendo noticia de primera plana.
El pasado 6 de marzo, Billy Joel se presentó en el Foro Sol de la CDMX después de 13 años de ausencia y se despide de los escenarios ante miles de viejos y nuevos fans del “Piano Man” que vieron por última vez a la leyenda musical en vivo y escucharon en concierto en nuestro país los grandes éxitos de una estrella emblemática de la generación rockera de los años 70.
La noche del jueves 12 de marzo el concierto “Soda Stereo, Gracias totales” se llevó a cabo también en el Foro Sol y la gira en homenaje a Gustavo Cerati reúne en un mismo escenario a estrellas como Rubén Albarrán, Andrea Echeverri, Juanes o Mon Laferte, en un espectáculo en el que, gracias a los recursos tecnológicos, Cerati está virtualmente presente, para nostalgia de algunos y el asombro de los nuevos fanáticos de una de las piedras angulares del rock latino ochentero.
Por otra parte, Angela Aguilar la estrella juvenil emergente más destacada en la nuestra escena musical, “rompe las redes” al presentarse en la gira “Jaripeo sin fronteras” vestida con el famoso jumpsuit morado de Selena Quintanilla; todo esto, como parte de la promoción de su nuevo E.P. “Baila esta Cumbia”, en un homenaje a la inolvidable reina del “Tex Mex” quien en los años 90 causó una revolución en la escena musical latina.
Pero ¿qué tienen en común estas tres noticias musicales de marzo del 2020?
El hecho es que en las tres presentaciones el tema central es el contexto de la retromanía y nostalgia de las tres últimas décadas del siglo XX, el público de las viejas y las nuevas generaciones se reúnen para recordar a los ídolos de un pasado que sigue allí presente como una “nueva” vieja ola musical.
¿Por qué será que en la música y en la moda, la tendencia es que el ayer es lo de hoy?
Como testigo presencial de los cambios y evolución del espectáculo, pero sobre todo como fanático sin remedio de la música, me parece que la retromanía es un fenómeno que refleja de un solo flashazo todo lo que está sucediendo a nivel social y cultural con las generaciones que interactuamos en esta segunda década del tercer milenio.
Pero para entender este fenómeno retro es preciso recordar que todo esto comenzó con el Rock and Roll, y que precisamente este género musical proviene del término náutico “to rock & to roll” que se refiere a moverse de atrás hacia adelante y también de un lado hacia otro; lo cual podría ser una excelente analogía hacia moverse entre el pasado y el presente; y entre una generación y otra, que conviven al mismo tiempo, en un mismo espacio.
Sin lugar a dudas, la historia nos dice que el rocanrol que le canta al amor derivó en los años 60 en el pop: en los años 70 el rock que le canta a la vida generó un sinnúmero de nuevas corrientes musicales; en los años 80 y gracias a la televisión y el videoclip creó a grandes ídolos globales de la música y la moda; en los 90 la llegada de la red de redes abrió el espacio mediático hacia canales youtubers en donde la memoria musical es un bien universal; y en estas dos primeras décadas del tercer milenio la ausencia de nuevas propuestas musicales, a excepción del omnipresente reggaetón, está ocasionando que los reencuentros grupales, conciertos en homenaje a ídolos del pasado, nuevas versiones de grandes éxitos, mashups, sampleos y el relanzamiento digital de discos legendarios, conviertan en adicción al pasado en el signo de los tiempos modernos.
La percepción generalizada es que “el pop se está devorando a sí mismo” y en este parteaguas, creo que estamos en el momento justo de que surja una nueva revolución juvenil a través de la música, ese lenguaje universal que une generaciones. Yo por lo pronto opino que como dice la canción de Billy Joel: “Todo mundo habla de un nuevo sonido, y es chistoso, pero todo esto sigue siendo Rock and Roll para mí”.
[nota_relacionada id=900750 ]
POR LUIS DE LLANO
lctl