Después de reflexionar sobre la violencia contra las mujeres, me doy cuenta de que no hay mejor manera de entenderla que revivir la propia. Se dice fácil, pero es un proceso profundo y complejo.
En mi estilo muy personal y hasta obsesivo de encontrar un método a casi todo, primero hice una lista de todo lo que me dañó. En segundo lugar, con años de psicólogo, terapias, sesiones espirituales y otras más, me di el lujo de clasificar mi lista, ponerle niveles de dolor y ponderarla.
El tercer paso fue más profundo: entender y perdonar el origen (al menos intentarlo de nuevo), con el objetivo de afrontarlo y resolverlo. Hasta ahora un proceso que recorre mi historia, infancia —en mi caso— una terrible adolescencia y la vida adulta. Desde la primera vez que lo hice, la principal lección fue que hay cosas, muchas de ellas muy dolorosas, que no podemos cambiar y son las que con más valor debemos de aprender y fortalecernos para que no sucedan jamás.
En el proceso entiendes que no importa cuántas veces nos hayamos equivocado en una mala relación, trabajo, grupo de amigos, familia o circunstancia... lo importante es esa primera vez en la que desde lo más profundo de tu ser dices: “No más, va por mí” y lo logras. Hoy es un momento de dicha, pues ese ¡No Más! va acompañado de miles de mujeres que te dicen que sí se puede y que no estás sola.
Qué bueno que esos ¡Ni una más!, ¡El violador eres tú! están obligando al gobierno (al menos al de la CDMX) a construir un andamiaje que va a acompañarnos con un servicio eficiente y de calidad, para que cualquiera salga a exigir justicia en todos los niveles y tipos de violencia.
Qué maravilla que las mujeres en red y organizadas hayan hecho que muchas más nos pongamos las pilas y las que se están enfrentando con techos de cristal dentro de las instituciones (que desde mi humilde opinión deberíamos ser más sororidarias) encuentren aliadas para demandarles a sus subordinados que el cambio y la perspectiva de género va en serio, que existe una exigencia legítima, la nuestra, la de 51%, que hay que atender y responder lo antes posible.
Asumiendo que todos los derechos de las personas son inalienables, incluido el derecho a la memoria histórica, hoy quiero agradecer a todas las miles de mujeres y feministas que lograron hacer que todas y todos veamos lo que nos duele, lastima, daña y mata.
Gracias porque por su voz he visto en mi ciudad una respuesta sensible y lógica por parte de la jefa de Gobierno que me da esperanza. Gracias a todas porque al leerlas, estudiarlas, sentirlas y rehacer el recuento de mi historia, me percaté que había violencia que estaba permitiendo en mi vida y estaba normalizada. Gracias porque recordé que el poder está en nosotras y ya no estamos solas. Gracias por ayudarme a aceptar que la violencia es violencia y que el camino a la plenitud inicia por alejarse de ella. [nota_relacionada id=744946]
POR DUNIA LUDLOW DELOYA
COORDINADORA DE LA AUTORIDAD DEL CENTRO HISTÓRICO
@DUNIALUDLOW
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