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El agridulce poder femenino de Shakira y JLo

La exhibición de su dominio tiene un mensaje importante

OPINIÓN

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Para las Chachevas, ellas saben porqué

El ritmo alegre y contagioso que asaltó el medio tiempo del Súper Bowl, uno de los espectáculos más observados del planeta, catapultó a dos latinas hacia el complicado campo de juego que es el reconocimiento… ¡como mujeres poderosas!

El adjetivo se colgó a Shakira y Jennifer López en redes sociales y los medios de comunicación. Argumentaron la dimensión del espectáculo visto por 98.2 millones de espectadores a quienes les enviaron símbolos políticos positivos para con los latinos camino a las presidenciales.

Entre otros, dejaron que Demi Lovato, de origen mexicano cantara el himno de EU; incrementaron la presencia de más cantantes latinoamericanos (Bad Bunny y J. Balvin), montaron un enjaulado en representación de los niños migrantes detenidos en la frontera; colgaron una chamarra con el lema "Born in US" y las cerezas del pastel: la colombiana y la puertorriqueña cuyas fortunas suman en conjunto 88 millones de dólares.

La exhibición del poder latino tiene un mensaje importante, sin duda, pero también abre un frente polémico que no se debe ignorar: ¿Shakira y JLo realmente mujeres poderosas?

En el sentido estricto de la definición, sí lo son. Ambas tienen la facultad expedita de hacer algo que las enriquece y, por su fama y millones de seguidores, capacidad de persuasión, aunque por ahora sea principalmente para vender productos (en el caso de la colombiana, quizás para buscar fondos a favor de la educación que promueve en su fundación).

En términos más ortodoxos, el de los líderes políticos y económicos, esos que realmente deciden el rumbo de los países en seguridad, salud, justicia y medio ambiente… el poder de las divas no es más que atole con el dedo. Mucho menos ayuda a empoderar a otras justo cuando se batalla por la inclusión de género.

¿Para qué son ellas poderosas? Porque cuando se trata de empoderamiento de las mujeres hace falta una revisión más fina.

Dado el uso sexual que se ha dado al cuerpo femenino para las ventas, ¿podrían el tubo erótico de López o las caderas de Shakira cargar la balanza a algún candidato presidencial? ¿Estamos frente a propaganda desnuda? Ninguna de las dos vistió de monja para dar los lineamientos políticos que se vieron entre líneas, ¿verdad?

Tal vez el mensaje es equivocado: las mujeres latinas (o no) sí pueden ser ricas y famosas, sí pueden ser el centro de atención y poderosas para vender con baile y canto, pero la juerga por sí misma no las une al mando genuino.

Mejor llamar a las cosas por su nombre. El espectáculo fue eso: un show con los estándares clásicos estadounidenses: mujeres con poca ropa, teñidas de rubio; buena música, más plata; piernas largas y lengua corta. El resto, fueron saltitos. Pero por algo se empieza.

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POR GARDENIA MENDOZA
*PERIODISTA
ORBE@HERALDODEMEXICO.COM.MX



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