Habemos hoy en México tres grandes grupos ciudadanos definidos por nuestro posicionamiento ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, su gobierno y partido:
G1: Los que están contentos, o al menos confiados en que el rumbo del país es el correcto; que las cosas mejorarán, lograremos crecer al 4% en promedio en el sexenio, se fortalecerá la democracia, disminuirá la desigualdad, avanzaremos en los niveles de educación, cultura y protección de los derechos humanos.
G2: Los que estamos preocupados y pensamos que los cambios son retrocesos; que creceremos menos, que las cuentas públicas no saldrán y se acabarán los fondos de reserva (las joyas de la abuela) y tendrán que crear nuevos impuestos y aumentar los existentes, que se está instrumentando un desmantelamiento institucional para fortalecer el centralismo, el presidencialismo, el populismo clientelar y autoritario, y se atenta contra la sociedad civil.
G3: Los que no asumen una posición definida. Ya sea por resignación, desinterés, hartazgo o ignorancia, el dilema no lo asumen como tal.
El futuro de nuestro país dependerá del futuro de los dos primeros grupos. Los ciudadanos en general y los empresarios en particular deben abandonar su clásica indefinición y apostarse fuerte por alguno: G1 o G2. Que se les note de lejos cuál es su postura. Basta de lisonjas públicas y reclamos ensotto voce. Urgen definiciones, cualesquiera que éstas sean. El futuro está de por medio.
Los del G3 serán beneficiarios o perjudicados de la inclinación de la balanza entre los dos primeros. Les ceden su voto. Renuncian a la prerrogativa. Allá ellos y su mala cabeza. La mayor parte de las personas está a la espera de que otro lo haga. Es una responsabilidad intransferible. Nos lo dicen en la calle: “Tienen que hacer algo”, “ahí les encargamos”, etc.
El desencanto con Andrés Manuel y Morena es lento pero constante; lamentablemente no la está capitalizando ningún partido político. Caen (AMLO poco, Morena más), pero la intención de voto por PAN, PRI, PRD, MC sigue sin crecer. Sólo crece el número de ciudadanos indecisos.
Acción Nacional debería ser el primero en capitalizar el desencanto que produce diario “el de los otros datos y los datos reales”. Pero no es así y lo grave es que no hay siquiera conciencia del drama.
Parecieran atenidos a que ese resultado se dará por generación espontánea y que los ciudadanos desencantados se irán corriendo al PAN. Triste esperanza. El futuro estará marcado más por los ciudadanos del G2 que sin ambages lo conformen.
Más que culpar a nuestros gobiernos, hay que fortalecer a la sociedad y desarrollar una conciencia crítica y una ciudadanía exigente y participativa que incluso emplace a los propios partidos de oposición hoy pasmados. No podemos darnos el lujo de no estar presentes y preparados para la definición de nuestro futuro colectivo, la importante cita que tenemos el 6 de junio de 2021.
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POR GUSTAVO MADERO
SENADOR DEL PAN
@gustavomadero
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