Presidente, ¡nos están matando!

En memoria de nuestras víctimas

Febrero ha quedado marcado en el corazón de nuestra nación por crímenes atroces en contra de las mujeres, así como por marchas y pintas a Palacio Nacional, en protesta por la desbordada violencia que ha cegado de manera brutal la vida de cientos de mujeres y, lo que es aun más estremecedor, de niñas.

Ingrid Escamilla y Fátima Cecilia, la primera, una mujer de 25 años, asesinada por su pareja de una manera escalofriante, digna de película de terror, de violencia explícita de inimaginables proporciones; y la segunda, una niña, una menor de apenas 7 años de edad, cuyo crimen conmueve de manera profunda a quien escucha el relato de la Fiscalía de la Ciudad de México.

Las mujeres estamos cansadas de ser agredidas en la casa, en la escuela, en la calle, la oficina, las redes sociales, en WhatsApp, ¡en todas partes!

Por esta razón, y ante la falta de actuación de las autoridades, la falta de efectividad de las alertas de género y la impunidad de miles de casos de abuso sexual y feminicidios, es que las mujeres hemos salido con desesperación y furia para hacernos notar, para clamar protección y justicia.

Antes de la vandalización del Ángel de la Independencia nadie había notado las innumerables marchas “feministas”, como las llaman, pretendiendo utilizar la palabra como apelativo para descalificar la causa que enarbola el movimiento social, y aludir a un puñado de locas extremas en busca de supremacía.

Fue entonces que la desesperación, la frustración y el miedo nos llevó a hacernos notar, alzando la voz y grafiteando monumentos, buscando desesperadamente la atención de las autoridades para que pongan alto al odio, a la violencia que nos mata y que enluta a nuestras familias.

Y es ahí, justo ahí, donde las autoridades, lejos de mostrar empatía y soluciones, nos dan con la puerta en la cara y nos acusan; sí, nuevamente es nuestra culpa, nos acusan de destructoras, nos exhiben y nos dan la espalda.

El país en el vivimos, de donde son nuestros padres y en el que nacen nuestros hijos, donde pagamos impuestos, votamos y cumplimos nuestros deberes ciudadanos, nos escupe la cara y nos llama exageradas.

Llevamos años soportando esta situación que hoy llega a niveles descomunales, y por eso duele; y tan sólo de escuchar que no somos prioridad, la ira nos consume.

Desatar la furia de las mujeres no es cosa menor, implica enfrentar a cerca de 62 millones de personas, a 51.1 por ciento de la población del país, y es esa la explicación del por qué el reclamo es grande y resuena, esa es la razón por la que gritamos: Presidente, ¡nos están matando! [nota_relacionada id=802024]

POR IVONNE BUSTOS PAREDES 

DIPUTADA LOCAL NUEVO LEÓN POR EL PVEM

@BUPI

abr