Cualesquiera sea el resultado de la primaria en Nueva Hampshire, los demócratas se preparan para lo que se espera sea una prolongada y divisiva campaña para elegir a su candidato presidencial 2020.
A partir de ahora cada fecha de comicios internos será señalada como vital para la supervivencia de uno u otro de los que ahora son considerados como los principales aspirantes. Los seis "grandes" incluyen a los senadores Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Amy Klobuchar; el exalcalde de South Bend Pete Buttigieg, el exvicepresidente Joe Biden, y el empresario Andrew Yang.
Biden era considerado el candidato a vencer, como representante en gran medida del sector tradicional del partido demócrata, pero no parece tener tracción y se nota irremediablemente rebasado por la izquierda, representada por Sanders y Warren, o aspirantes centristas más jóvenes, como Klobuchar y Buttigieg.
Pero al mismo tiempo, todos ellos tienen tantas fallas que, según el medio especializado politico.com, "hasta Biden todavía tiene posibilidades de ganar".
El sexto aspirante, el multimillonario y exalcalde de Nueva York, Mike Bloomberg, basa su campaña en su fortuna y su disposición a usarla en el marco de una vieja enemistad con el ahora presidente Donald Trump; algunos demócratas, especialmente sectores de izquierda, objetan lo que consideran como su intento de "comprar" la candidatura, pero Bloomberg apunta que si pierde la primaria está dispuesto a seguir el financiamiento de la campaña contra Trump.
Así las cosas, no parece haber ningún candidato en posibilidad de dar un gran golpe como el que definió las campañas de Al Gore, en 2000, y de John Kerry en 2004. Ambos ganaron las dos primeras fechas de la temporada primaria –Iowa y Nueva Hampshire– y consolidaron fácilmente su situación de favoritos del sistema –aunque luego perdieron ante el republicano George W. Bush.
Existe la posibilidad de que la carrera se reduzca gradualmente, como ocurrió en 1992, cuando la abundancia de aspirantes presuntamente menores llevó al mote de "los siete enanos" frente al que parecía un imbatible George H.W. Bush, recién victorioso de la Guerra del Golfo. Pero de ese grupo salió Bill Clinton.
Está la posibilidad de que poco a poco se reduzca a una contienda entre dos personas, como sucedió en 2008 y 2016, pero lo más probable es que no haya claridad sino hasta después del "supermartes", el 3 de marzo, cuando se pongan en juego casi la tercera parte de los delegados que habrán de elegir formalmente al candidato demócrata en la convención de julio próximo.
Algunos hablan ya de la posibilidad de una convención "abierta", una que no elija a alguno de los aspirantes que se encuentran ahora en competencia sino uno de sorpresa, pero que unifique a todos los grupos en contienda.
El problema: eso no ha ocurrido en más de medio siglo y no parece haber quién pueda tomar ese manto para enfrentar a lo que hoy parece un abrumador Trump.
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POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@CARRENOJOSE
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