DESDE AFUERA

Cuentos de la gran muralla

El único problema es que no era cierto. Como en tantos otros temas, Trump no dijo la verdad y exageró sus reclamos

OPINIÓN

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José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de México
José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

El 20 de enero de 2019, en su discurso sobre el estado de la Unión, el presidente Donald Trump proclamó que gracias a la construcción del muro fronterizo que propuso durante su campaña electoral, la ciudad texana de El Paso había pasado de ser una de las más peligrosas a una de las más seguras del país.

"La ciudad fronteriza de El Paso, Texas, solía tener tasas extremadamente altas de delitos violentos, una de las más altas del país, y considerada una de las ciudades más peligrosas de nuestra nación", dijo Trump en su discurso, equivalente al Informe Presidencial en México. "Ahora, con una barrera poderosa, El Paso es una de nuestras ciudades más seguras".

El único problema es que no era cierto. Como en tantos otros temas, Trump no dijo la verdad y exageró sus reclamos: El Paso era, y es, una de las poblaciones más seguras en Estados Unidos, al menos según las estadísticas de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), desde 1993.

Pero el punto era claro. La muralla propuesta por Trump salvaguardaría al país de migrantes indocumentados que, de acuerdo con su campaña de 2016, eran sobre todo delincuentes, asesinos y violadores.

Pero según las quejas de las autoridades de ciudades y estados fronterizos, y las estadísticas del FBI, entonces y ahora, eran y son unos argumentos cuestionables.

Las ciudades fronterizas estadounidenses figuran entre las más seguras de Estados Unidos, aun cuando algunas de sus contrapartes en el lado mexicano parecen sumidas en la violencia.

Y no se deben a la barrera prometida por Trump, aunque es posible que las bardas construidas desde 2005, principalmente en áreas urbanas, hayan tenido algún impacto.

El hecho es que las principales 11 comunidades a lo largo de la frontera, de Brownsville (Texas) frente a Matamoros (Tamaulipas), en la costa del Golfo de México; a San Diego (California) frente a Tijuana (Baja California Norte), en las playas del Océano Pacífico, tienen índices delictivos menores que sus similares más al norte, pese a que tienen también mayores porcentajes de pobreza.

Pero la realidad es que Trump se lanzó en ese camino y buscó por muchos medios la construcción de la barrera, que en sus promesas electorales de 2016, afirmó, sería pagada por México y en algunos de sus discursos en la reciente campaña afirmó que así era, aunque en sus palabras, México no lo quería reconocer. 

El mandatario llegó a afirmar que, de hecho, esos pagos serían indirectos, gracias al nuevo Tratado comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).

Pero la realidad es que para septiembre de 2020 se habían construido unos 600 kilómetros de barda, aunque prácticamente 95% fue para renovar las vallas ya existentes.

Hay además unos 360 kilómetros en construcción y, según algunas estadísticas, preparativos para erigir otros 250 kilómetros, por encima de la oposición de comunidades, del cuestionamiento de grupos ecologistas y la oposición política interna. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1