COLUMNA INVITADA

2021, una luz al final del túnel

Espero que hayamos aprendido varias cosas fundamentales en este tiempo de encierro. La importancia de la solidaridad social, para empezar

OPINIÓN

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Pedro Ángel Palou / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

La humanidad desea que se acaba este año horrible. Queremos dar la vuelta a la página y con la ilusión de que un nuevo calendario puede marcar también nuevos derroteros, queremos y deseamos que 2021 sea un año mucho más benévolo con todos nosotros. Deseamos salir a la calle, viajar, abrazar a nuestros seres queridos. La vacuna está en el horizonte y aunque nos falte mucho a cada uno de los otros para tener el derecho a ser suministrados con ella, es la luz al final del túnel aciago de estos meses eternos de cuarentena.

Espero que hayamos aprendido varias cosas fundamentales en este tiempo de encierro. La importancia de la solidaridad social, para empezar. No seríamos quienes somos si no contáramos con los buenos vecinos capaces de traernos compras, con los doctores, enfermeras y personal de primeros auxilios que trabajó incansablemente o incluso perdió la vida por salvarnos. No seríamos tampoco los mismos sin los maestros que en incontables horas en línea han seguido cerca de sus alumnos y les han hecho sentir que no están solos, que se puede seguir aprendiendo y que no se ha perdido, realmente, nada.

En segundo lugar, hemos aprendido también quiénes somos nosotros mismos. Forzados al encierro, a convivir horas enteras por meses enteros con nuestras parejas y familias nos hemos escrutado. Es cierto que ha habido múltiples divorcios a causa de la cuarentena y que en muchas familias se ha magnificado la violencia, pero también quienes han sobrevivido, a pesar de los inevitables conflictos, saben que la tolerancia, el respeto y a veces simplemente una simple caricia o un abrazo pueden cambiarlo todo.

En tercer lugar, hemos reflexionado inevitablemente sobre todo lo que estaba mal antes de la pandemia. La precariedad de muchos ha abierto las conciencias de los privilegiados. En algunos países empieza a ser una realidad la renta universal. México debería tener esta meta como la principal para 2021. Salud pública, educación gratuita, servicios garantizados, además de ese ingreso de sobrevivencia son obligación de todos y tenemos que luchar porque no se erosione más ese compromiso del estado. Cobrar mayores impuestos a los millonarios y las corporaciones es impostergable. Apenas y devolvería a los más lo que esos menos han crecido incluso debido a las condiciones impuestas por la pandemia.

En cuarto lugar, si somos coherentes, no podemos pasar por alto el hecho de que aquellos gobiernos que no confiaron en la ciencia, la verdad y los hechos, también contribuyeron a que en sus países la respuesta al COVID-19 haya sido tan desastrosa. El tiempo venidero, en política, será el tiempo de los expertos. No podemos dejar que por mero populismo ningún gobernante, local o nacional, desconfíe de los datos y sea irresponsable. Los expertos serán requeridos como nunca. Allí una de las claves de nuestra sobrevivencia como especie, pero también de lograr convivir en armonía.

En Estados Unidos, a pesar de la terrible polarización y de la incertidumbre provocada por un presidente que no acepta conceder su derrota, el hecho de que haya ganado Joseph Biden da una gran esperanza a un periodo de sanación y unidad. Sé que será muy complejo y que habrá muchos obstáculos, pero es esencial volver a confiar en las instituciones democráticas y luchar por defenderlas del nihilismo de los republicanos que con tal de mantenerse en el poder pasarán a la historia como un partido de pusilánimes con miedo a un autócrata.

En México, también presa de una gran polarización, la clase media y alta parece en guerra civil con las clases más castigadas y desfavorecidas. Hay un secuestro del discurso público y un alarde excesivo de unos magros resultados que añaden a la confusión. La palabrería debería sustituirse con acción política y con un cambio radical -que vaya a las raíces- del modelo socioeconómico. Las estructuras de poder parecen incólumes e incluso se esconden con nuevos rostros. La lucha frontal contra la corrupción, la violencia sistémica y la impunidad son también única condición de futuro

Ojalá, como decía antes, el 2021, sea un año más venturoso. Nos merecemos todos ese porvenir inmediato, esa confianza mutua socavada por los fascismos y populismos. Ojalá que estos meses tan duros nos hayan dejado el indeleble aprendizaje de que solo juntos, codo con codo, podemos construir un mejor presente (el futuro se lo dejamos a los políticos, que es donde siempre han vivido). Un presente de concordia, crecimiento y justicia social.

POR PEDRO ÁNGEL PALOU
COLABORADOR
@PEDROPALOU