El demócrata Joe Biden prometió la noche del sábado que sanaría una nación dividida y gobernar para todos, por igual. Pero le será difícil.
A corto plazo, el problema estará menos en un Donald Trump que se niega a aceptar la realidad y que tarde o temprano la aceptará, de grado o por fuerza. Le tomará algunos días, pero acabará por suceder.
Te podría interesar
A más largo plazo, Trump puede ser un problema mayor, si logra reafirmarse, como líder de un Partido Republicano obstruccionista. Más problemático para Biden es que los demócratas perdieron terreno en la Cámara baja y el control del Senado está en el aire hasta enero próximo.
Así que de entrada será un Presidente acotado y que probablemente se verá obligado a gobernar por vía de medidas administrativas. Por decreto, si se quiere, de la misma forma que debieron hacerlo sus predecesores Barack Obama y Donald Trump, con un Congreso dividido.
El intento de unificación pues, no es simple. Se trata infortunadamente de un camino ya transitado. El demócrata Bill Clinton lo ofreció con su "tercera vía", George H. W. Bush con su propuesta de ser un "unificador, no un divisor", Barack Obama con sus propuestas de unidad.
Trump rompió el camino. Fue el que decidió aprovechar las divisiones para gobernar una nación que nunca le dio un mandato mayoritario y en la que difícilmente alguna vez rebasó 45% de aprobación. Pero al dedicarse a sus votantes profundizó divisiones y permitió, si no alentó, que aflorasen sentimientos raciales que muchos deseaban hubieran sido olvidados.
Los obstáculos que enfrenta Biden son inmensos.
Trump, que no gusta de aceptar derrota o parecer perdedor, se niega a conceder la victoria, como es la forma tradicional, repite que las elecciones fueron robadas a través de un fraude electoral generalizado y promete cuestionamientos legales. Peor aún, hay tanta preocupación como interés en lo que hará los próximos dos meses.
Poco más de 70 millones de estadounidenses votaron por él y su apoyo se mantuvo sobre todo en áreas rurales. Asegura que no es un "sacón" y que no se rinde. El principal voto de Biden estuvo en ciudades y suburbios.
Para Biden el problema principal será conciliar los que parecen intereses encontrados y aún competitivos en la coalición que lo eligió. Lo que parece su deuda mayor es con la minoría afroestadounidense, particularmente con las mujeres; pero también con el ala izquierda demócrata, que ya comenzó a reclamar su lugar en la mesa, una agenda progresista y a demandar sitios en el gabinete.
Hay también llamados para moderar la retórica. Los disidentes republicanos que lo apoyaron advierten ahora a Biden que la mayoría de los estadounidenses es centrista, centro-derecha o centro-izquierda, y por tanto debe evitar excesos y avanzar de forma prudente.
Pero hay también algunos reclamos entre los representantes (diputados) demócratas, que se quejan de que la vinculación con la idea de "socialismo" costó la diputación a varios de sus compañeros.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1