Me gustaría hacer una reflexión sobre mi reciente viaje a Japón, por invitación de la Embajada de ese país en México. Comparado con hace 15 años cuando estudié ahí, mucho parece igual, pero detecté algunas transformaciones.
Por ejemplo, es más común encontrar trabajadores de otros países en distintos sectores de la economía. Llama la atención los empleados provenientes de países de la región que atienden las tiendas de conveniencia y los que trabajan en la industria de la construcción. También hay una importante presencia de personal de enfermería proveniente principalmente de Filipinas.
En términos reales, el mercado laboral tendrá que abrirse progresivamente más a la mano de obra foránea, pese a las resistencias de algunos sectores de la sociedad japonesa. La tendencia a la baja de población es irreversible.
Otro cambio que quizá los locales no ven es que la gente ya no fuma en las calles. Antes, a mi llegada a Japón, el ambiente estaba permeado de un olor a cigarro, hoy no es así: de hecho hay lugares públicos reservados para ello. Si alguna persona es sorprendida fumando, la multa es de dos mil yenes. Como es práctica común aquí, todo mundo acata la norma. Esto en lo referente a los cambios sociales.
En cuanto a su situación económica e internacional, también noté modificaciones, sobre todo a la hora de entrevistar a los funcionarios de distintos ministerios y agencias gubernamentales. Japón se ha percatado que necesita una mayor presencia en los mercados emergentes globales a través de la diplomacia económica y pública. La competencia es feroz, más aún con las agresivas estrategias a de China con su “Nueva Ruta de la Seda” y Corea, con su expansión económica internacional.
Japón impulsa una agenda global a través de los organismos financieros internacionales por medio de su presencia en la Organización Mundial de Comercio (OMC), Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI); bilateral a través de Acuerdos de Asociación Económica (AAE) y Tratados de Libre Comercio o regional a través del Tratado de Asociación Transpacífico (CPTPP) compuesto por 11 países.
Está atento a procesos de integración regional que se están gestando, como lo son la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por su sigla en inglés) impulsada por China e incluye a los 10 miembros de Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) —Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Birmania, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, además de Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda e India y el Área de Libre Comercio Asia Pacífico (FTAAP, en inglés)—, que tiene como meta de largo plazo unir a las economías del Pacífico desde China a Chile incluyendo a Estados Unidos.
Además, hay que considerar el esquema Indo-Pacífico impulsado por Japón y EU para intentar contener la expansión e influencia de China en la región. En la siguiente colaboración abordaremos la nueva perspectiva de desarrollo de Japón, reflejada en el cambio de filosofía de su programa Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) y el impacto en la economía global.
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POR ADOLFO LABORDE
ANALISTA INTERNACIONALISTA
ADOLFOLABORDE71@GMAIL.COM
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