El inicio de año, y en este caso de una década, motiva a inversionistas internacionales a definir su estrategia y apostarle a regiones y sectores que tendrán mejor desempeño, y retirarse de donde no habrá crecimiento y utilidad.
Aun cuando México tiene buenos fundamentos, las decisiones del gobierno de Morena socavan su potencial y nos dejan postrados en un crecimiento mediocre y un irreparable costo de oportunidad. No significa que no habrá oportunidades, sino que estarán concentradas en pocos sectores, regiones y personas. Las principales políticas públicas del Presidente se encuentran infestadas de visiones maniqueas y categorías inservibles para la construcción de un futuro alentador. Su análisis histórico lo atrapa y condena a resolver los conflictos entre conservadores y liberales como el motor dialéctico de nuestro devenir, sustrayéndose de categorías o referencias más complejas y globales como los análisis de Yuval Noa Harari (Sapiens y Homo Deus) o de Acemoglu (Por qué fracasan las naciones y Corredor estrecho).
A la luz de éstos concluyo que los ingredientes de la fórmula del desarrollo próspero, inclusivo y responsable con el planeta, no los tiene AMLO en su repertorio. Acemoglu hace un detallado análisis histórico y contrasta la construcción de instituciones extractivas que bloquean competencia y oportunidades; la riqueza concentrada en unos cuantos con malos sistemas de educación, salud, empleo y seguridad en el caso de Latinoamérica vs. la conformación institucional de EU, desde la llegada de los primeros europeos y el contraste definido desde su Constitución de 1787.
Ejemplifica con Carlos Slim y Bill Gates los paradigmas de un capitalismo disfuncional, monopólico y de compadres vs. otro que crea oportunidades para la innovación y competencia. Hemos generado un sistema disfuncional, paternalista y clientelar, lo que se agrava con el populismo de AMLO, que no sabe mirar hacia el mundo y el futuro, sino sólo hacia el pasado y sus complejos. Por eso México no es favorito en ningún portafolio de las corredurías internacionales y se avizora el recorte de nota para Pemex si no se cumplen los alegres pronósticos de producción. La BMV sigue estancada sin rentabilidad.
Corredor estrecho plantea la tensión entre el poder del Estado y el poder de la sociedad y cómo un Estado opresivo no genera capacidades y conculca los derechos ciudadanos generando un monstruo despótico, Leviatán en términos de Hobbes. Por el contrario, una ausencia real o funcional del Estado propicia caos, incertidumbre, normas que no se cumplen, falta de oportunidades y movilidad social.
Entre los modelos se abre un corredor estrecho para el equilibrio de la fuerza del Estado y de la sociedad. Ése es el modelo del cual nos alejamos con cada decisión caprichosa de un gobierno que desmantela instituciones y las suplanta con transferencias clientelares de recursos en efectivo.
POR GUSTAVO MADERO
SENADOR DEL PAN
@GUSTAVOMADERO
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