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Detrás del diálogo AMLO–Dresser

Se saldó en apariencia un tema, pero detrás cobran realce asuntos importantes

OPINIÓN

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Se ha escrito mucho sobre el diálogo que sostuvieron el presidente Andrés Manuel López Obrador y la académica Denise Dresser, un intercambio democrático entre dos personas con puntos de vista diferentes. Dresser preguntó y el Presidente respondió que no permitiría que su partido, Morena, aprobara en el Congreso nuevas leyes para perseguir a periodistas.

Con ese diálogo respetuoso y la promesa del Presidente se saldó en apariencia un tema espinoso. Sin embargo, detrás de ese diálogo cobran realce asuntos importantes y necesarios de debatir.

¿Qué muestra el diálogo?

Lo más importante es que sitúa en la superficie un asunto superlativo: ¿Un Presidente debe estar informado de todo lo que ocurre en el país? ¿Es lo mismo intervenir en un poder independiente como el Congreso que estar enterado de los asuntos relevantes o delicados que discuten y votan los legisladores del partido en el poder y el resto de los partidos?

Para cualquier Presidente es vital la operación política. Estar informado de lo que sucede en el país. Es obvio que no puede saberlo todo y con ese fin los gobernantes se han apoyado en hombres y mujeres con habilidades de cabildeo y diálogo con la oposición y los sectores y aglomerados sociales.

El asunto es trascendente: no es la primera vez que el Presidente dice no estar informado sobre planes en marcha para reformar leyes que tienen un profundo efecto en la ciudadanía. Sucedió cuando Ricardo Monreal —irónicamente junto a Marcelo Ebrard, uno de los más veteranos operadores políticos— presentó una iniciativa para regular las comisiones que cobran los bancos. Antes, el senador Salomón Jara había presentado una propuesta para modificar la Ley del Mercado de Valores para sancionar a las calificadoras que actúen sin transparencia ni objetividad.

El Presidente desconocía los planes de los legisladores de Morena. Y cuando se enteró, ordenó detenerlos. ¿Debió estar enterado? A mi juicio, sin duda. Estar informado no significa intervenir en otro poder del Estado. Como sucedió el miércoles con la iniciativa que Dresser le cuestionó, el Presidente no estaba al tanto. En su modo de ver las cosas, era lógico y normal no estar informado, partiendo del principio de no intervención en los asuntos que corresponden al Congreso. Sin embargo, al final sucedió lo opuesto: para corregir y frenar las propuestas de reforma a las leyes, el Presidente se vio obligado a intervenir en los planes de otro poder del Estado.

La vital operación política que en el pasado recaía en la Secretaria de Gobernación ha dejado de existir, en parte, como resultado del debilitamiento de esa dependencia en presupuesto y atribuciones. ¿Quién en el gabinete se está ocupando de esa tarea indispensable para gobernar? Si no existe o es insuficiente, es probable que volvamos a ver al Presidente intervenir para frenar o modificar iniciativas de su gobierno y su partido.

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POR WILBERT TORRE

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@WILBERTTORRE

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