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Pero cumplen

Gran parte de la reacción que provocan líderes con ideología estridente se debe a que lo que dicen, lo hacen realidad

OPINIÓN

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Probablemente como nunca, el mundo está gobernado por personajes polémicos, personajes que, por su personalidad, ideología y estridente forma de gobernar, polarizan de inmediato a propios y extraños.

Las sociedades hoy están divididas, familias se desencuentran por sus ideas políticas por sus filias y fobias. Las redes sociales se convierten en espacios demenciales en los que el mismo número de personas consideran una genialidad la idea de su líder que un absurdo.

Lo cierto es que gran parte de la reacción que provocan se debe a que lo que dicen, no importa que tan inverosímil parezca, lo cumplen.

Hablemos de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, quien gritó a los cuatros vientos, durante su campaña, que se saldría de los acuerdos para combatir el cambio climático, que acabaría con tratados comerciales de décadas, que construiría un muro, que endurecería la política migratoria, y sí, a pesar de que entre 2014 y 2019 la tierra vivió sus años más calientes, a pesar de las consecuencias económicas para millones de sus votantes que la cancelación del antes TLCAN hubiera tenido, sin importar de dónde sacaría el dinero para edificar la pared fronteriza, e importándole muy poco las críticas internacionales por, entre otras cosas, meter en jaulas a niños migrantes solos le traería, lo hizo. Todo lo ha hecho.

Vayamos a Reino Unido, donde un hombre afín a Trump, hasta con un parecido físico, llegó, y en días consiguió lo que nadie había podido en por lo menos tres años. El primer ministro Boris Johnson dijo: “Habrá Brexit, sea cómo sea”. Y lo habrá.

Las intermitentes esperanzas que quienes están en contra mantenían, se disolvieron para siempre. Los argumentos sobre la catástrofe financiera, principalmente para los británicos, que el divorcio tendrá fueron desoídos. En un poco más de 24 horas, la Gran Bretaña dejará de ser parte de la Unión Europea.

Durante décadas, las campañas electorales se han convertido en un espacio abierto a las mentiras, a la demagogia y a las absurdas e insostenibles promesas.

Con el apoyo, o aparente apoyo, de la voluntad del pueblo, que normalmente clama un cambio sustentado en el hartazgo de la corrupción, la injusticia, el abusos y la desigualdad, llegan estos polarizantes personajes a veces no sólo a cumplir, sino a ir más allá.

La nube visual que provoca en los propios ciudadanos el ver materializarse, en muchas ocasiones por primera vez, algo que les prometieron, lo imposibilita a ver más allá de las acciones vistosas y escandalosas, que rompen los esquemas de los analistas y opinólogos.

El criterio de unos y otros se nubla con estas acciones. La claridad que debería de reinar en época de cambio se tambalea ante dos realidad que siempre son opuestas, que se contraponen, que se repelen, lo mismo que sucede en las redes sociales.

Piénsenlo, no me den el avión.

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POR DANIELLE DITHURBIDE

DANIELLE2@TELEVISA.COM.MX
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