El fantasma del miedo recorre México

Vivimos en un país en el que el sistema te hace sentir culpable por querer crear riqueza que no sólo se mide en dinero. Se lucha contra la idea cada día más arraigada de que hacerlo es sinónimo de ser fifí

Cada día me da más miedo ser empresario. No soy el único. Tampoco me siento acompañado por los otros porque el discurso público es cada vez más de unos cuantos.

Contrario a lo que se ha predicado en la #4T, son los mismos hablando con los mismos, y aunque cambien los liderazgos de organismos como el Consejo Coordinador Empresarial, la Confederación de Cámaras Industriales, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, entre otros, es lo mismo.

No observo que desde Palacio Nacional y la Secretaría de Economía se impulse caras ad hoc a la mencionada transformación. Tampoco una nueva cultura empresarial.

Lo que sí hay que reconocer es que los funcionarios de la Secretaría de Hacienda hacen énfasis en la importancia de la iniciativa privada.

Vivimos en un país en el que el sistema te trata de hacer sentir culpable por querer crear riqueza que no sólo se mide en dinero. Culpable soy yo.

Desde la trinchera de empresario se lucha contra la idea cada día más arraigada en la sociedad de que serlo es sinónimo de ser fifí.

Trabajar para crear mejores condiciones de vida para ti y quienes trabajan contigo debería ser contagiado y no criticado; menos perseguido, aunque se insista en que la persecución es sólo en concepto y no en acción.

También se asume que ser empresario es sinónimo de abuso. Como en todo, habrá quien ha abusado, pero también el abuso viene del poder público y hoy ese último pareciera estar blindado, lo que genera riesgo de otro tipo de atropellos. El pasado los justifica, pero el futuro nos los va a cobrar caro.

Es urgente que los funcionarios de la #4T decidan como Gobierno y actúen, pero sin propiciar el miedo entre quienes tienen la función social de generar riqueza. Orden no es miedo.

Dirijo una empresa con siete años en el mercado. ¿Qué ha cambiado? Primero, el flujo ­­­­—sangre de una empresa— se ha espaciado hasta en seis meses. Segundo, las fuerzas de la nueva realidad han contribuido a reducir el margen de utilidad. Tercero, se está estirando aún más la liga en las negociaciones; es decir, aumenta el abuso.

Contrario a lo que predican, pareciera que el entorno empuja para una mayor concentración de riqueza: cada vez menos harán frente a las condicionantes de una transformación que, paradójicamente, no acaba de transformar.

La justificación: el cambio de régimen. La realidad: quienes gobiernan no ven el punto de vista del empresario, que no es el único, pero es fundamental. Podrían empezar con pensar en las dos cosas que más les importan: el pago a los empleados y el pago de impuestos; ambas, sin pensar en el empresario, no pasarán.

EL MIEDO PARALIZA Y SE ARRAIGA

Grupo Salinas fue duramente atacado por transferir el modelo Esperanza Azteca vía el gobierno al Estado. La música como vía para formar mejores ciudadanos pasó de ser un éxito a una crítica.

Lo grave es que no nos damos cuenta que estamos inhibiendo a otros e incluso estigmatizando a quienes son ejemplo de éxito: 40 mil niños y jóvenes mexicanos.

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POR ÓSCAR SANDOVAL
*CONSULTOR.SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ


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