En el mundo de las noticias, en muchas ocasiones importan más los anuncios que las acciones. López Obrador lo tiene clarísimo y una parte importante de su gobierno y sus conferencias las ha dedicado a hacer anuncios de obras, decisiones y políticas que nunca llegan siquiera a convertirse en planes formales.
El 14 de diciembre de 2018 anunció que ya no habría un cuadro básico de medicinas cubiertas por las instituciones de salud pública, sino que todas las enfermedades y todas las medicinas serían incluidas (algo que ningún país del mundo ofrece). El 27 de diciembre de ese año anunció el combate contra contra el huachicol, que se transformaría en la recuperación de miles de millones de pesos para el gobierno mexicano. En febrero de 2019 anunció el programa Sonrisas por México con el propósito de impulsar el turismo social y hacerlo verdaderamente accesible para la población de escasos recursos. Unos días después reiteró la meta a la que nuestro país se había comprometido en materia de energía: alcanzar 35% de energías limpias para el 2024.
En ese mismo mundo de las noticias, la lucha por las primeras planas y las tendencias en redes sociales es salvaje, y es más probable que alcance relevancia un nuevo anuncio del presidente que un análisis de los resultados de un programa específico. Eso también lo tiene muy claro el mandatario. Los temas que al inicio del 2019 marcaban la agenda comunicacional del gobierno, para el inicio del 2020 ya ni siquiera se mencionan.
A un año, el cuadro básico de medicamentos sigue existiendo y seguirá existiendo hasta el final del sexenio. En cuanto al huachicol, tampoco se ha reflejado ese prometido aumento en los ingresos del Estado pero de pronto ya nadie en el gobierno habla del tema mientras que hace un año mandaban a secretarios a comprar pipas al extranjero y pedían a los ciudadanos solidaridad frente a la escasez de combustible. El ambicioso plan de turismo se redujo sustancialmente a tal grado que para el programa Sonrisas por México se aprobaron únicamente 20 millones de pesos. Y con respecto a las energías limpias, no hay una sola muestra que permita creer que llegaremos a la meta cuando los esfuerzos del gobierno están concentrados en seguir explotando el petróleo y construyendo refinerías.
Las descritas, son solo algunas muestras de una infinidad de promesas y declaraciones que el presidente hace con regularidad cada vez se para en un estrado. Empieza a preocupar que no solo sea una estrategia, sino un desfase del presidente con la realidad, una convicción de que con sus deseos está mejorando la vida de la gente sin reparar en que las métricas de economía y seguridad muestran lo contrario. Cada mañana, López Obrador anuncia deseos como si fuera un votante más al que se mide por la legitimidad de sus convicciones y no por las decisiones que toma. Y hay quienes todavía sostienen que el anuncio periódico de ocurrencias es un modelo exitoso de gobierno.
POR FERNANDA CASO
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