Necesario, pero no suficiente

La entrada en vigor del nuevo tratado comercialpodría posicionar a México como un pequeño oasis de paz y certeza en el caos global actual lleno de riesgos e incertidumbres

La ratificación del T-MEC sería, sin duda, una muy buena y necesaria noticia que pondría fin a un capítulo de incertidumbre sobre el futuro del comercio entre los tres países de Norte América. Sin embargo, no incluye la máxima protección que brindaba el Capítulo 11 del TLCAN a todos los inversionistas extranjeros. El nuevo tratado tan sólo cubre sectores clave como petróleo y gas, infraestructura, y telecomunicaciones. Ese hecho permite dilucidar el objetivo central de Estados Unidos: dejar de proteger a empresas multinacionales en sus aventuras en el exterior para incentivar

Aunque la ratificación del T-MEC en el Senado estadounidense fue “pan comido”, según Jesús Seade, subsecretario de América del Norte en la Cancillería, no hay que olvidar que el proceso en Canadá podría posponerse hasta abril. La entrada en vigor del acuerdo podría posicionar a México como un pequeño oasis de paz y certeza en el caos global actual lleno de riesgos e incertidumbres.

Según Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, 2020 será un punto de inflexión problemático pues: “A pesar de que durante la última década vivimos riesgos geopolíticos crecientes; no hubo ninguna verdadera crisis internacional y gozamos de tendencias globales muy favorables. Éstas mismas, están hoy cambiando”.

Si bien la lista es larga, expertos coinciden en que la batalla por la supremacía económica y tecnológica entre EU y China podría tener devastadoras consecuencias. Las dos mayores economías del mundo podrían estar frente a una desvinculación tecnológica que dividiría al mundo en dos polos. Aquellos aparatos electrónicos que utilicen tecnología china no serían compatibles con los de tecnología estadounidense y viceversa, generando enormes costos y reduciendo, a escala global, el libre flujo de productos, servicios, personas e información. El Financial Times publicó un memorándum secreto en el que el gobierno chino ordena a sus agencias e instituciones públicas remover, en máximo de tres años, todo el equipo de computo y software extranjero que tengan en sus oficinas.

Como si lo anterior no fuera suficiente, el añejo conflicto en Medio Oriente recobró fuerza el 3 de enero pasado, cuando drones estadounidenses asesinaron a Qassem Soleimani, Comandante líder de las fuerzas Quds de Irán, una división del aparato de seguridad iraní. Esto desencadenó una escalada de tensiones entre EU e Irán, y provocó la salida de éste último del Acuerdo Nuclear firmado en 2015, desestabilizó los mercados financieros y provocó un aumento en el precio del petróleo a más de 70 dólares por barril. La posibilidad de ataques terroristas en países de la región es un riesgo latente.

Finalmente, no hay que olvidar el Brexit y los costos asociados para Reino Unido y la Unión Europea. Tampoco pueden dejarse de lado las manifestaciones en contra de gobiernos en varias partes del mundo, las campañas de desinformación que afectan la integridad en elecciones democráticas, o los ataques cibernéticos impulsados por gobiernos deshonestos.

Quizá el acontecimiento que mayor impacto tendrá en México este año serán las elecciones en EU. Basta recordar que en la campaña 2016, atacar a México trajo rendimientos a Trump, ¿por qué no repetiría una táctica tan exitosa ahora?

2020 no será fácil. La oportunidad de ser un refugio para los grandes capitales ya pasó. No obstante, si el gobierno de López Obrador lograra articular un plan de crecimiento puntual, estratégico, sin ideologías, apegado a la realidad y que brinde certeza, quizá lograría convertir algunos de estos retos en oportunidades para todos los mexicanos. Para el país, ese plan es necesario pero no suficiente.

POR MARIANA CAMPERO

ANALISTA & ARTICULISTA INVITADA

@MARIANACAMPERO1

eadp