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Templo pro mexicano en Chicago, blanco de grupos de odio

Entre las más recientes agresiones, se incluyen pintas que califican a México como un país "violador" y "asesino"

OPINIÓN

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En los últimos años, la Lincoln United Methodist Church ha sido blanco de ataques racistas. Su templo, con sede en Chicago, es un remanso cristiano para la comunidad latina y punta de lanza del Movimiento Santuario que se empujó en Illinois cuando la activista michoacana Elvira Arellano pidió asilo para evitar su deportación en 2002. Entre las más recientes agresiones se incluyen pintas que califican a México como un país "violador" y "asesino"; de símbolos nazis y del Ku, Kux, Klan (que aperecieron cuando el congresista Luis Gutiérrez visitó el templo). Días previos al 6 de enero un par de hombres vestidos con abrigos negros lanzaron agua en contra de las personas que repartían juguetes a los niños más necesitados, principalmente latinos. "Bien pudo ser ácido", alertó Emma Lozano, pastora de la iglesia, en entrevista con este medio. Lozano y Walter Colman son fundadores del templo metodista y de una organización civil que tiene el mismo nombre de otra ONG que apoyó a caravanas de centroamericanos en 2015-2018 con el fin de visualizar el problema del éxodo en su desplazamiento por México: Sin Fronteras. Las dos Sin Fronteras comparten de defensa a los DDHH, pero nada más. Sin embargo, algunos medios de EU han divulgado que se trata de la misma organización y desde entonces se agudizaron los ataques en contra de la de Chicago porque ésta tiene una sede precisa. En tiempos recientes, Stuart Wright, un supremacista blanco y antimexicano entró al salón donde hacían estudios bíblicos y reclamó porque todos los asistentes hablaban en español. "Me quedé paralizada", dijo Lozano. "Ese hombre habría podido hacer cualquier "cosa contra nosotros: éramos la mayoría mujeres y niños. Pero lo que más sorprendió a la pastora fue la falta de atención a su caso por parte de las autoridades y del consulado mexicano. Los ofendidos presentaron fotos y videos y no se dio seguimiento al caso. Wright —quien porta orgulloso un tatuaje suástico— fue capturado meses después, pero por ataques a una sinagoga. La presión por parte de la comunidad judía fue tal, que el gobernador Bruce Rauner y la fiscal Lisa Madigan tomaron el tema con sendas iniciativas enviadas al congreso que no tuvo otra que legislar y obligar a la Policía a trabajar con el departamento de DDHH para atender este perfil de casos. En tanto, las agresiones a la Lincoln United Methodist Church siguieron. Lozano espera que la alianza del gobierno mexicano con la Liga Judía contra la Difamación tome fuerza, aunque tiene sus reservas, advierte: no servirá de mucho sino hay acciones legales, más allá del discurso. Esto incluye apoyo para dar seguimiento a las denuncias o empujar legislaciones en los estados más conservadores donde las comunidades de mexicanos han crecido y están más expuestas para ser blanco de crímenes de odio. En Georgia, por ejemplo, no existe una legislación que tipifique estos ataques. Tampoco en Carolina del Norte, donde los congresistas dicen "es suficiente con la legislación federal". Todo mientras el FBI da cuentas de un incremento a los crímenes de odio: hasta 30% contra la comunidad latina en algunas zonas. La mayoría mexicanos. *Periodista Por Gardenia Mendoza ORBE@HERALDODEMEXICO.COM.MX IMU