La hipocresía medioambiental

El plástico no es el problema, lo que afecta es la incorrecta disposición, ya sea a cielo abierto o en el mar

La prohibición para la comercialización, distribución y entrega de bolsas de plástico que entró en vigor el 1 de enero, a raíz de las reformas a la Ley de Residuos Sólidos en la capital del país, en nada ayudará a preservar el medio ambiente, por el contrario, sume en una crisis a la industria del plástico y no da opciones al público consumidor ante lo que creíamos superado, las prohibiciones.

La medida raya en la hipocresía y le comparto por qué.

Si el problema de la contaminación es el plástico y todos los productos derivados de la petroquímica secundaria, que nos explique por qué razón no se prohibió al mismo tiempo la utilización de poliestireno expandido, conocido popularmente como unicel, que está comprobado que tiene mayor impacto ambiental que una bolsa de plástico.

El unicel tarda hasta 600 años en pulverizarse, que no degradarse, y una bolsa de plástico, en promedio, 100 años. Pero el problema no es cuánto tiempo tarda la naturaleza en desaparecer de nuestra vista los deshechos, se trata de establecer principios educativos para la correcta disposición de los platicos y su reciclaje.

El plástico no es el problema, lo que afecta el medio ambiente es la incorrecta disposición de estos productos, ya sea a cielo abierto o directo al mar. Las dramáticas fotografías que los grupos ambientalistas han presentado de ballenas con sus estómagos llenos de basura plástica, o bien las tortugas con pajillas o popotes plásticos ensartados en nariz y paladar, han hecho creer que esos productos per se son dañinos al medio ambiente y es totalmente falso.

José Anguiano, ex presidente de la Asociación Nacional de Industriales de la Bolsa Plástica de México, asegura que la prohibición no es la solución, sino un sistema de economía circular que recicle y reutilice eficientemente los plásticos, como sucede en Estados Unidos y en países de Europa, donde no existen prohibiciones de esta naturaleza, aseguró. En la Ciudad de México se optó por prohibir la bolsa de plástico que ya era un subproducto reciclado, para promover bolsas verdes igualmente contaminantes con la desventaja que son de un solo uso y utilizan pintura toxica para hacerlas más verdes.

Estamos ante un asunto político de y mercado. En la anterior administración se propuso obtener de estos desechos su valor calórico para dotar de electricidad al Metro, pero con este gobierno resulta impensable quitarle un cliente de ese tamaño a la Comisión Federal de Electricidad y la planta termovalorizadora que convertiría las bolsas de plástico, entre otros deshechos, en electricidad fue cancelada. Decisiones de relumbrón, tomadas para quedar bien con grupos poderosos ambientalistas que también traen su agenda económica. Pura hipocresía.

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CORAZÓN QUE SÍ SIENTE: Cuando vemos a los legisladores mostrarse en las redes sociales en paños menores, pero, aún peor, obtener apoyo de otros desnudándose, es claro que nos están tomando el pelo. Pero felices, felices y felices.

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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