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Reformando la reforma

Leyes educativas que nos regresan en el tiempo y que pasarán factura

OPINIÓN

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Durante su campaña electoral de 2018, Andrés Manuel López Obrador prometió que en caso de llegar a la Presidencia, aboliría la que bautizó como “mal llamada Reforma Educativa”.

Recuerdan, aquella que fue promovida por el gobierno de Enrique Peña Nieto, quien la consideraba como uno de sus más importantes legados. AMLO lo cumplió; en mayo de este año el Poder Legislativo aprobó una nueva legislación que deja sin efecto la anterior.

La mayoría con que cuenta la coalición Juntos Haremos Historia en la integración de ambas cámaras del Congreso de la Unión, conlleva la posibilidad de aprobar o rechazar, sin problema alguno, cualquier iniciativa que no requiera de mayoría calificada (tres cuartas partes de los legisladores presentes en el momento de la votación).

Ése es precisamente el caso de las leyes secundarias de la reforma educativa aprobadas en la Cámara de Diputados la semana anterior y que, es previsible, pasarán sin mayor dificultad en el Senado, a donde llegaron el día de ayer. Aunque, veremos con qué fines la CNTE llamó a rodear el día de hoy las instalaciones de la Cámara alta.

¿Cuáles serán las consecuencias que las nuevas leyes educativas tendrán en la formación académica de niños y jóvenes mexicanos? Al parecer no serán muchas ni tampoco muy positivas.

La característica primordial de la nueva legislación en materia educativa es que permitirá el fortalecimiento de las organizaciones sindicales que, otra vez, tendrán injerencia directa en los procesos de asignación de plazas docentes.

Sin embargo, de mejoras sustanciales en los planes y programas de estudio se habla muy poco, más allá de los buenos propósitos para que el Estado garantice la excelencia y la equidad de los servicios educativos. ¿Cómo sucederá eso si se eliminó la evaluación educativa que vinculado los resultados de los maestros a la permanencia en sus puestos de trabajo?

¿Si todos los egresados de las escuelas normales puedan acceder a una plaza docente, cómo se garantiza que los maestros cuenten con los mayores conocimientos y las mejores aptitudes? Eso sí lo contemplaba la reforma anterior. Es probable que pronto veamos como consecuencia que se incrementen las deficiencias en el nivel educativo de los alumnos, principalmente de las regiones más pobres y rezagadas del país.

Desafortunadamente, las nuevas leyes educativas no parecen estar encaminadas a corregir las deficiencias de los estudiantes mexicanos. Menos de 1% de los estudiantes mexicanos de 15 años logran buenos resultados en ciencias, matemáticas o lectura. Hemos dejado mucho que desear en el resultado de evaluaciones como la prueba PISA, y eso, más temprano que tarde, se reflejará en el crecimiento y desarrollo del país y en ámbitos tan desafortunados como la desigualdad. Lo veremos.

POR GABRIEL BAUDUCCO

ASIDESENCILLO@YAHOO.COM

@GABRIELBAUDUCCO

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