Dos años han pasado

Invirtamos en el bienestar y donemos nuestro tiempo en especie de manera desinteresada

Han pasado 24 meses, meses en los que nuestro país se ha visto inmerso en el principio de una profunda transformación; meses en los que el mundo entero ha cambiado.

Aún así, para muchos el tiempo no ha pasado; cientos de mexicanos siguen atrapados en ese momento, el sismo que sacudió nuestro país hace exactamente dos años les arrebató su forma de vida, y a 24 meses, aún no la recuperan.

Hace dos años la solidaridad desbordada por la crisis mostró a una sociedad con un enorme sentido de comunidad, de unidad y de esperanza.

Así se constituyeron varias iniciativas, con el único fin de atender a aquellos que más lo necesitaban.

Este fue el caso del Fideicomiso Fuerza México (FFM), una Institución privada liderada por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) que, en conjunto con la Asociación de Bancos de México, la Confederación de Cámaras Industriales y otros organismos, continúan velando e impulsando actividades a favor de los más vulnerables.

El compromiso que el Fideicomiso Fuerza México mantiene para fondear recursos que permitan seguir apoyando a las familias afectadas es totalmente transparente, lo que le ha redituado en el reconocimiento de entidades internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Foro de Paz de París, un evento internacional sobre temas de gobernanza global y multilateralismo.

Es un orgullo formar parte de este gran esfuerzo de la iniciativa privada. Este mes se cumplen dos años de trabajo dedicados a la reconstrucción de 5 mil 240 viviendas, 17 escuelas, cuatro centros comunitarios, 11 centros de salud y la rehabilitación de cinco edificaciones históricas catalogadas como patrimonios culturales.

Pero esto sólo es el comienzo de una labor que continúa, pues necesitamos asumir la responsabilidad que nos corresponde, comprometernos y ocuparnos de una transformación cultural que nos permita cambiar el chip necesitamos ser más conscientes de los potenciales riesgos que enfrentamos, de nuestro entorno y actuemos en consecuencia.

Hoy en día, la mayoría de las tragedias se pueden prevenir, de tal manera que una cultura preventiva, es una enorme responsabilidad y un gran reto que como sociedad debemos asumir de manera urgente.

Todavía queda mucho por hacer.

No nos olvidemos de las nobles causas, o volteemos la mirada a la necesidad de quienes hoy se encuentran vulnerables.

Invirtamos en el bienestar y donemos nuestro tiempo (laboral, económico, en especie) de manera desinteresada.

Seamos quienes forjemos un México fuerte, una nación proactiva y no reactiva a los desastres.

Es posible que la prevención no sea el remedio para todos los males, pero sí un actuar generacional arduo que en todo sentido marque esa diferencia entre atender un desastre y prevenirlo.

POR XIMENA SUÁREZ
DIRECTORA EJECUTIVA DEL FIDEICOMISO FUERZA MÉXICO
@XIMESUAREZCORZO


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