Las y los concejales, ¿avance o retroceso en la CDMX?

Está claro que los Concejos son más allá que figuras decorativas o de acompañamiento y deben apretar en su ritmo de trabajo

A un mes de cumplir su primer año de existencia, los Concejos en las Alcaldías siguen enfrentando retos para su operatividad y para concretar sus funciones.

Muchos siguen sin entender ni tener claro cuál es su papel o el porqué de su existencia, dificultando la posibilidad de que sean vistos como un instrumento ciudadano más allá de un cargo político o administrativo más.

Los Concejales fueron creados con el objetivo de ser un órgano supervisor de las acciones de gobierno, de los recursos públicos de la alcaldía, así como para aprobar el Proyecto de Presupuesto de Egresos.

Para cumplir con todo lo anterior, deben consumar distintos pasos que pueden impedir, bloquear o simplemente ignorar estas tres principales obligaciones.

Ya que sus acciones deben ser autorizadas por un pleno, que si no quiere, pues no lo autoriza, y las y los ciudadanos se quedan sin la oportunidad de tener acceso a los beneficios de esta figura.

Por lo menos hasta el día de hoy, dicho valioso cargo para la generación de contrapesos reales dentro de las alcaldías, otramente reinos de la opacidad y la corrupción, sigue siendo motivo de discusión por varios actores que tienen en sus manos fortalecer o aminorarlos.

A un mes de nuestro primer año de gobierno aún escuchamos de concejales que no sesionan ordinariamente, de Concejos que aún no tienen oficinas o que aún no ejecutan cualquiera de las 19 funciones específicas que mandata el artículo 104 de la Ley de Alcaldías para las atribuciones del Concejo como órgano colegiado, por ejemplo, emitir opinión respecto a los cambios de uso de suelo y las construcciones dentro de la demarcación territorial, o solicitar la revisión de otorgamiento de licencias y permisos en la demarcación.

En otras palabras, están siendo desaprovechados.

Hace unos días se organizó la primera reunión de los 160 concejales de toda la Ciudad de México.

En ella se intentó construir una agenda en conjunto que los acerque a tener mayor capacidad de presión y autoridad, a la que sólo llegaron un aproximado de 80 personas.

En dicha reunión se puso a consideración la creación de una Comisión redactora que influya en la pendiente tarea de la publicación de un Reglamento General para la Ley Orgánica de Alcaldías, el tema de las tres propuestas existentes para aumentar el sueldo de los concejales, entre otras.

Habemos muchos que, más allá del trabajo que realice o no nuestro órgano colegiado, estamos llevando a cabo nuestras funciones en lo individual con una visión de fortalecimiento a la alcaldía, respaldo a los directores territoriales, así como aprovechando la comunicación directa de cada Concejo con su alcalde, aun cuando la Ley Orgánica viene escrita al 100 por ciento en plural, disminuyendo la acción que las y los concejales de oposición puedan ejercer.

Quedan muchas tareas pendientes y asuntos sin resolver, y en muchos casos, poca voluntad para hacerlo.

Lo que si está claro y presente es que los Concejos son más allá que figuras decorativas o de acompañamiento y deben apretar en su ritmo de trabajo con una visión de transformarse cada vez en herramientas para empoderar a las y los vecinos de cada alcaldía.

POR ANA VILLAGRÁN
*CONCEJAL, ALCALDÍA CUAUHTÉMOC



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